Nostalgia del molino. Por él pasaron las aguas de años que ya llegaron al mar.

Una modesta piedra de molino, ávida de agua para la acción e inactiva en su ausencia. Esa es la protagonista del soneto que Dionisio Ridruejo compuso en 1943. Y con esa nostalgia del molino, proyectamos hoy su poesía. Sobre un viejo molino del río Pas.

Esperando que este año no haya nostalgia de molino. Porque llueva mucho en Cantabria. Por eso el río se viste con sus mejores aguas . Dando la bienvenida a las lluvias de otoño que lo llenen de júbilo .

Decía Ridruejo que el método de poesía es método de belleza. Que exige para realizarse el “lujo de la forma” y el “instrumento de la precisión”. Como la piedra de molino cuya belleza exalta en su poema. Círculo en la forma y preciso instrumento danzante en su trabajo cotidiano. En la quieta nostalgia del molino.

Porque la poesía es la vida del poeta. Y el agua es la vida de la rueda de molino. Cuando muere, se convierte en un objeto prosaico. Entonces, lejos del agua, queda a un lado del camino como “moneda del recuerdo abandonada”.

En estos días desaforadas lluvias poco aprovechables, todos deseamos que sigan girando las ruedas del molino. Con toda la belleza que el poeta transmitió a la suya. Y contemplarlas girar con la alegría que transmite la existencia del agua necesaria para su trabajo. Siempre la justa, ni poca ni mucha. Perennemente clara, transparente y sencilla. Como la buena poesía…”alegre de tus albas mis rumores”

Buenos deseos para el futuro del agua que gira y gira en torno nuestro como la rueda en el molino.

Lorenzo Correa

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