Amor y agua. Y el río, haciendo guardar silencio a su impetuoso caudal. Magnífico poema de amor el del cordobés Pablo García Baena. Todo un lujo poderlo guardar en los anaqueles de nuestra biblioteca hídrica.
El mágico momento que describe el poeta, hace que hasta el río suspire. Así es el amor, “dulce como el vuelo de un ángel”. Y así es el agua que discurre plácidamente saludando en silencio a los amantes.
García Baena, cuyo amor por la poesía duró casi tanto como su longeva vida, elige el paisaje fluvial para magnificar la eclosión del deseo amoroso. Una explosión inaudible para nadie que no esté enamorado. Como la vida poética del autor. Él tampoco quiso hacer ruido con sus poemas. Sin embargo, es uno de los más grandes poetas españoles del tramo final del siglo XX. Manifestaba en silencio, sin alharacas, lejano al mundanal ruido, su amor por la poesía. Y el reconocimiento le llegó con 63 años, con la concesión del premio Príncipe de Asturias en su edición de 1984.
Por su exquisitez en la exhibición de la belleza, fue admirado en el tramo final de su vida por poetas más jóvenes, como Luis Antonio de Villena o José Infante. A nosotros, nos basta con dejaros hoy aquí su poema acuático. Ese que nos hace recordar el amor imposible, el amor de verano y, en cualquier caso, el amor de los tiempos felices de nuestras vidas. Siempre acompañados del agua, fluyendo por un río ya otoñal, cuando lo recordamos. Suspirando con él, entre álamos y ángeles que rozan estrellas. Visión idílica del río del poeta. La misma que queremos conservar para el futuro del agua, con todo nuestro amor por ella y por el cauce que la lleva.
Solo tu amor y el agua, suspiro emocionado de Pablo García Baena
Lorenzo Correa
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