El agua y su memoria. Recuerdos del ecuatoriano Jorge Carrera Andrade


La memoria del agua es la de cada una de sus gotas. En ellas reside la clave de los bienes que reparte, de su fortuna. Son monedas caídas del cielo, cada una con un destino y una vocación de fecundar semillas.

Así nos explica en estos versos la memoria del agua nuestro poeta de hoy, el ecuatoriano Jorge Carrera Andrade. Impresionantes versos, que, según su autor, le fueron dictados por el agua. Y así titula su poema. En ellos, el agua le relata sus viajes por bosques y prados, para dejar su carga mirífica allá donde caiga. Y él escribe al  dictado.

La memoria del agua es inmensa. Ella recuerda a quien le regaló cada gota repartida en sus eternos viajes. Y seguro que, aunque el poeta no lo recoja en sus versos, también se acuerda de todos aquellos que no recibieron riqueza de sus alforjas. Ellos se ahogaron cuando las gotas se enfurecieron. Pero todo reside en la memoria del agua.

También nuestro poeta de hoy sabe de viajes. Y tiene memoria, como el agua. Desde muy joven salió de Quito para conocer Alemania, España, Francia, Holanda e Inglaterra. En París, su memoria se enriqueció con el trato de César Vallejo y Gabriela Mistral. El agua del mar le llevó de regreso a su patria. Pero salió de nuevo, en esta ocasión para hacer de cónsul de su país en Perú, Francia, Japón, EEUU, Chile, Argentina, Brasil y Nicaragua.

Una larga vida, muy viajada. Como la del agua. Y a la memoria del agua dedicó alguno de sus libros de poesía. Es el caso de “Estanque inefable” y de  “Boletines de mar y tierra”, este último con prólogo de Gabriela Mistral.

Conservemos en nuestra memoria del agua el poema intimista de Jorge Carrera  y recordemos su vocación poética ligada siempre a los paisajes del agua, que tan bien describe en estos versos.

Lorenzo Correa

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