Lo que nadie antes te había contado sobre las favelas. Lluvia y deslizamientos


 

Las lluvias torrenciales que desde primeros de año caen sobre Río de Janeiro, han vuelto a arrasar sus típicas y conocidas barriadas de favelas. Su situación, en pronunciadas laderas de colinas que caen a pico sobre las concurridas y famosas playas, permite a sus habitantes disfrutar de las mejores vistas de la ciudad. Pero el peligro de tan maravillosa perspectiva es enorme, porque cada vez que llueve fuerte, los deslizamientos consiguientes les envían, junto con sus enseres domésticos más preciados, directamente a la playa por la vía más rápida. La del deslave.

Por eso, los derrubios son tan terribles que no solo destruyen la precaria estructura de las viviendas familiares y los modestos negocios de las favelas, sino que también se llevan por delante a los edificios más elegantes sobre los que cuelgan.

Este ha sido el presente del agua desde que Río se convirtió en una megápolis turística y comercial. La férrea división entre ricos y pobres se materializó sobre el terreno ubicando a los primeros en escarpadas laderas y a los segundos, a pocos metros de idílicas playas. Unos encima de otros. Solo se unen cuando el derrubio hace caer a los unos y precipitarse sobre los otros.

Si el futuro del agua en las ciudades pasa por su conversión en “Smart Cities”, en este caso, el drenaje urbano tendrá que disponer de presupuestos suficientes para evitar que el presente (que coincide con el pasado reciente de la urbanización sin tasa), se convierta en futuro.

Mientras tanto, el presente en 2019 se presenta sombrío por repetido. Ya a principios de febrero, fuertes lluvias provocaron otra vez deslizamientos en las laderas de las favelas. El resultado fue que por un lado siete personas perdieron la vida. Y por el otro, que quedaron arrasadas las favelas de Rocinha, Vidigal, Complexo do Alemão y Barra de Guaratiba.

Cuando suceden estas desgracias, no por repetidas allí, menos sentidas, suele iniciarse una comisión de investigación. Así, los políticos, mediante el encargo de un estudio a los “expertos”, tiene la oportunidad de adoptar soluciones, según el diagnóstico de los estudiosos. Eso es lo que hizo la municipalidad de Río, responsable de la gestión del drenaje urbano. Y, por ello, de los deslizamientos

Se pusieron a trabajar con el objetivo de conocer por qué las lluvias provocaron deslizamientos. También por qué siempre que hay una tormenta relativamente fuerte, acaba pasando lo mismo. Y, por último, depurar responsabilidades funcionariales, si las hubiere. El “para qué” que siempre sucede al “por qué” era evidente. Para prevenir y mitigar futuras inundaciones y deslizamientos.

A finales de marzo se reunieron políticos y expertos. La primera impresión del análisis de los recurrentes resultados de las lluvias sobre Río, fue, como casi siempre, la de poner el foco sobre los funcionarios responsables del drenaje urbano.

Se constató también la evidencia de que el agua que no es  justa, siempre sentencia a muerte a las personas más vulnerables a sus efectos dañinos. Por eso la mayoría de los muertos sepultados por los deslizamientos, fueron, otra vez más, residentes de las favelas. Cuesta tomar conciencia de que el agua justa (la que cae del cielo con mesura, la que no está contaminada, la que está bien repartida), es solo la cara amable del agua. La que todos miramos con complacencia. Pero la moneda cae muchas más veces por la otra cara. La de la muerte, la enfermedad y la contaminación. En este caso, la de los deslizamientos. Tenemos que acostumbrarnos a mirar “a la cara” a esa faceta. Y a no tenerle miedo. Para poder actuar con contundencia sin victimismo ni quejas eternas que disipan energías en la nada

¿Cuáles son las causas de que cada vez llueva peor en Río? Depende de a quién se pregunte. Si preguntamos a la Academia, se apunta a la deforestación de la cuenca alta. Río está inmerso en un territorio de naturaleza exuberante. La rodean parques naturales y bosques frondosos. Pues bien, parece ser que ya no la rodean tantos como antes. Porque su superficie está disminuyendo por las talas y la urbanización. Ahí está una de las causas de los deslizamientos faveleros.

La expansión urbana significa el retroceso del bosque, como ya es evidente en el parque nacional Tijuca. Si nos interesamos por visitarlo, podemos leer en la red que Río “se halla rodeada por montañas cubiertas de vegetación y con la selva a sus espaldas. El Parque Nacional de la Tijuca ocupa parte de la ciudad con sus más de 3.000 hectáreas (aunque es uno de los más pequeños de Brasil) y está considerado reserva de la biosfera por la UNESCO, pues ayuda a preservar la ciudad de la contaminación y de desastres naturales como desprendimientos e inundaciones”.

Ahora, cada vez más la frondosidad de sus laderas disminuye. Y también lo hace el tiempo de concentración de la lluvia. La erosión envía su carga letal aguas abajo. Y allí están las favelas.

Por lo tanto, la primera solución es reforestar estas laderas. Hay que reducir la velocidad del agua de lluvia cuando llega a la tierra, aumentando el tiempo que tarda en llegar a la vaguada. Porque esa vaguada es una lanza letal parea las favelas y ahora ya también para barrios situados a menos cota y por ello más ricos. Por eso en el exclusivo São Conrado los deslizamientos ya empiezan a ser una rutina. Y eso ya preocupa más, porque su playa es muy visitada y apreciada. Son dos 2 kilómetros de “playa vip” desde el final de la Avenida Niemeyer hasta el túnel de acceso a la Barra da Tijuca.  Combinada con la reforestación, debe adoptarse una política de actuaciones de mejora de las redes de drenaje faveleras.

Pero si preguntamos a la administración municipal, la respuesta es otra. Se critica las actuaciones urbanas verdes y se apuesta por una política de actuaciones duras de canalización para facilitar un rápido desagüe en avenida. Se culpabiliza de todo a la ocupación desordenada de las laderas por los faveleros.

Pero hay una tercera parte implicada. Entre la Academia y la Administración, la justicia ambiental. Aquí se trata de introducir en el debate el concepto de «vulnerabilidad” como condicionante socioeconómico. Sus defensores hacen notar que a Río como ciudad turística brasileña por antonomasia, como emblema de Brasil en el mundo, no le interesa que haya deslizamientos en las favelas, ni que se hable de terribles desgracias cada vez que descarga la tormenta y se deslizan las laderas.

Señalan a la marginación política y económica de las favelas como un factor potenciador del desastre de la inundación. Lamentan la solución adoptada hasta ahora de resolver el conflicto mediante desplazamientos y desalojos de residentes. Porque se empeora, aún más si cabe al ubicarlos en lugares sin colegios, bancos u hospitales. Sin nada. Y eso aumenta su carencia de seguridad y perjudica a toda la ciudad.

La situación es chocante. Es increíble todo lo que puede llegar a afectar el agua cuando se mueve rápido y aporta abundancia. O cuando no cae del cielo. Los extremos se tocan. En este caso, por unos deslizamientos mortales, tenemos a una administración que señala la ocupación desordenada de laderas y a unos administrados “expertos”, que señalan a la ausencia de bosques en la cuenca alta y media.   Los primeros creen que la solución es drenar más y mejor favelas  como la  Rio das Pedras y reubicar a la población que vive en zona de peligro.

Los segundos, plantean dejar donde están a las favelas e invertir en resiliencia y educación ambiental. Y hacer simulacros de inundación para que se salve quien sepan lo que tiene que hacer y cada vez lo sepan más residentes.

Pero ninguno de los que proponen soluciones viven en las favelas. Y si sus diagnósticos son erróneos, las consecuencias serán fatales. Como siempre ocurre en estos casos, hay quien dice que las últimas lluvias son excepcionales. Aunque se les responde que no por ello dejan de ser posibles. Lo que se impone es estar preparados para afrontarlas con medios y preparación. Porque la ciudad ahora no está preparada para ello.

Es necesario por ello, convenir entre todas las partes opinantes que hay que trabajar duro en la mitigación y prevención. En este sentido, las favelas ya disponen en teoría de sirenas de alerta: Pero parece ser que muchas no funcionaron. Y eso es más fácil de arreglar. Pero aunque  todas funcionen, no se arregla el problema, porque muchos residentes consideran su favela un fortín y no quieren salir de ella cuando la alarma suena. Prefieren quedarse dentro, allí se creen protegidos de todo mal. Por ello, tampoco obedecen el mandato de las autoridades.

Así que, además de reparar las alarmas, hay que divulgar vías de escape y seducir a los faveleros para que las usen.

A primeros de abril, hace solo unos días, la administración municipal, los ambientalistas y la Academia, comenzaron a actuar juntos. A hablar de soluciones y de financiación de actuaciones. Y de mejorar el drenaje urbano. Para ello, el Ayuntamiento creó una Comisión Parlamentaria de Investigación sobre Inundaciones para mejorar la prevención y la respuesta ante estos eventos. En ella están implicados la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la UFRJ, la Escuela Politécnica y la Fundación de Oswaldo Cruz (Fiocruz). Esta Fundación, tiene como objetivo promover la salud y el desarrollo social, generar y difundir conocimiento científico y tecnológico y ser un agente de la ciudadanía. Está vinculada al Ministerio de Salud.

También se ha involucrado el Instituto Alberto Luiz Coimbra para Estudios de Posgrado e Investigación en Ingeniería de la UFRJ. Y todos se reunieron el pasado sábado con los residentes de las favelas.

Antes indicábamos que ya alguien había indicado que las lluvias de febrero fueron superiores a lo habitual. Pues aun ha habido que lamentar otras peores.  Porque la noche del 8 de abril, nuevas lluvias provocaron más deslizamientos que acabaron con la vida de otras diez personas. Ese mismo día el alcalde de Río declaró el estado de emergencia.

Estas últimas lluvias, superando a las de febrero, han sido las más torrenciales de las dos últimas décadas. Este nuevo desastre, quizás porque ya llovía sobre mojado, desató de nuevo las críticas de la oposición política y de los medios de comunicación. Resaltaron la disminución de presupuestos destinados a combatir las afecciones que hemos referido. Y la denegación de aumentar el gasto al respecto recientemente acordada por la administración local.

Otra vez más, la mayoría de las favelas sufrieron los estragos de la lluvia y se perdieron vidas (17 en tres meses). Lo poco que tienen se lo lleva el agua y los deslizamientos.

Ahora le toca el turno a la comisión parlamentaria. Sea cual sea la solución técnica, habrá que destinar presupuestos suficientes (y de enorme cuantía), a implementarlas. Las afecciones más terribles son para las favelas y sus residentes. Pero lluvia tras lluvia, se van acercando a barrios más ricos. Y a las míticas playas de Río.

Quizás esta ampliación de la desgracia, sea el comienzo de la solución. Así es la gestión del agua. Difícil, complicada y costosa. Hasta que los deslizamientos alteran la belleza y placidez de las playas. Y a los turistas que las disfrutan.

 

Lorenzo Correa

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2 Respuestas a “Lo que nadie antes te había contado sobre las favelas. Lluvia y deslizamientos”

  1. Esta es una cuestión de gran importancia, porque no sólo ocurre en Rio de Janeiro sino en todas aquellas laderas de ciudades con crecimiento emergente. Excelente artículo para empezar a prevenir estos efectos si se volviera a realizar aquella disciplina llamada Urbanismo que tiene como objetivo ordenar y planificar las ciudades, fueran o no smart.

    1. Muchas gracias. Por supuesto que cualquier ciudad urbanizada a media ladera, corre el mismo riesgo, como no cesamos de ver en los noticiarios cada vez que llueve fuerte sobre los pobres. Quizás Río y sus favelas sean el paradigma. Sirva de aviso para «deslizantes» y para urbanistas

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