El suspiro del mar es un venero inagotable para los poetas. También para todas las personas a las que el agua agudiza su sensibilidad, hasta despertar en ellas emociones intensas.
Muchos poetas se han inspirado en
el suspiro del mar. Y entre ellos, destaca el que hoy nos regala su poema “Sobre el mar” Se trata de John Keats. Poco estuvo en este mundo. Porque su breve estancia fue truncada por la tuberculosis. Pero le dio tiempo de exhalar muchos suspiros poéticos. Y con ellos, a veces, gemidos de pena, ansia y deseo.
Del mar se ocupó en el poema que hoy situamos en un lugar luminoso de nuestra galería poética acuática. Un mar romántico, como fue quien sobre él suspiró. Ese Keats , que con Byron y Shelley, conforma el podio de la segunda generación de los poetas románticos ingleses.
En la inmensidad del mar, Keats vio reflejado su amor eterno. Y sobre él dibujó los tétricos rasgos de la tuberculosis que acabó con su vida. El suspiro del mar de Keats, gime atormentado por el fracaso de su amor y por la fatalidad de su enfermedad incurable. Menos mal que en el agua estaba la belleza. Porque esa belleza era el único bálsamo para apaciguar su sufrimiento.
Y es el agua marina, la que humedece la sequedad de su alma. Por eso, inspira tantas veces su poesía.
Porque el mar, a Keats, le proporcionaba calma con su sola contemplación. Admiraba su delicadeza, su amplitud y el rítmico bamboleo del oleaje. Sus aguas, saciaban su sed de amor y salud. Y le daban argumentos poéticos para escribir.
Cuántas veces pensó Keats en la vida humana, contemplando el flujo y reflujo de las mareas. Tantas como el suspiro del mar le inspiró. Como la lluvia que acaricia a las flores.
John Keats siempre estará suspirando. Sobre el mar. Suspiremos con esta poesía de sus “Poemas póstumos” de 1848 y con la magnífica versión española de Antonio Rivero Taravillo
Lorenzo Correa
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