¿ Reutilización? Encontramos el eslabón perdido


 

 

La reutilización de aguas residuales ha sido la protagonista del III Congreso del Agua en Cataluña. organizado, como siempre,  por la Asociación Catalana de Amigos del Agua. Durante dos intensos días reúne a todos los actores implicados en la gestión del agua. Con el objetivo de  analizar un aspecto concreto del presente y el futuro hídrico. Y como el futuro del agua pasa ineludiblemente por la reutilización, a ella ha sido dedicada esta edición.

Atendiendo al llamamiento, nosotros nos movilizamos y aportamos una comunicación. Y la titulamos, en sintonía con nuestro leit motiv, “¿Reutilización de las aguas residuales? Cuestión de confianza.

Pero ya que estábamos allí, asistimos con interés a las ponencias y comunicaciones. Una gran diversidad de ellas, ilustraron e hicieron reflexionar a los congresistas. Por suerte, comprobamos que no íbamos muy descaminados cuando decidimos incluir en nuestra comunicación el concepto de confianza. Porque es la clave de su éxito. El eslabón perdido.

Ya en la conferencia inaugural se presentó la confianza como socio indispensables de la reutilización. Y lo hizo, como experto reconocido, el Catedrático de Ingeniería Ambiental de la UPC, Rafael Mujeriego. Además, Rafael, es presidente de la Asociación Española de Reutilización Sostenible del Agua (ASERSA).

El resumen de su intervención, en lo que a la confianza se refiere, pueden verlo en esta diapositiva. Reproducimos frases que pronunció, en el momento en el que las pronunciaba

Conferencia inaugural de Rafael Mujeriego: «Avances técnicos y gestión institucional.» El dedo en la llaga

El resto de las ponencias del congreso, dejaron muy claro que, como dijo Mujeriego, física y química ya pueden con todo. Y es que las aguas residuales convenientemente tratadas ya pueden usarse para recargar acuíferos. También para combatir la sequía. Y para usos ambientales y deportivos (riego de campos de golf). O en el ámbito agrícola. Si viajamos a Singapur, se la beben embotellada. Y en California, como pueden observar en nuestra fotografía de portada, también lo hacen.

Por lo tanto, si hay presupuestos para seguir investigando sobre los problemas que van surgiendo al aplicar técnicas de reutilización, la Academia puede con todo. Queda mucho por trabajar, investigar y recorrer. Pero es un camino cuyo trazado y meta ya se conoce.

Sin embargo, la percepción social es la asignatura pendiente. Hay desconfianza. El camino es oscuro y está lleno de obstáculos. Además, la nueva legislación europea que está a punto de aprobarse, solo aplicada al riego agrícola, tampoco fomenta la confianza. Reproducimos la diapositiva proyectada en el congreso por el profesor Mujeriego:

 

Ahora nos toca reflexionar. Porque reutilización y confianza, son conceptos distantes para la mayoría de la población. Todos producimos aguas residuales, porque cada vez que usamos el agua, la dejamos en peor estado que cuando la captamos. Eso es una constante universal.

La mayoría de los usuarios no es experta en el tratamiento y gestión del agua. Esta es otra constante universal.

Para que se genere confianza, debemos disponer de información y ésta deber ser emitida con argumentos sólidos por un emisor respetado por quienes la reciben. También es una constante universal.

Si mezclamos las tres constantes podemos concluir que, para el sector inexperto, que constituye la mayoría de los que pagan por el agua que usan, las aguas residuales no están presentes en su vida, sino que ocupan una zona oscura e invisible.

Háblenles ustedes de reutilización de aguas residuales basándose en sus títulos universitarios, aportando datos inintilegibles para el bisoño, publicados en revistas técnicas en inglés, chino o alemán y comprobarán que su resistencia a pagar los recibos, aumenta.

Simplemente, para ellos, a los que denominaremos a partir de ahora “clientes”, habrán alcanzado la categoría de advenedizos. Nunca la de personas o instituciones confiables.

Crucemos la frontera, hacia el Olimpo de los expertos en gestión del agua. Ellos tienen cada día más claro que el futuro pasa por la reutilización sostenible de las aguas residuales, porque solo así se garantizará un acceso solidario al agua para todos, sin que nadie quede atrás observando con sana envidia cómo la reutilizan los ricos.

¿Es posible, teniendo en cuenta lo que hay al otro lado de la frontera, que este desiderátum se convierta en realidad en un plazo razonable de tiempo?

Depende, porque del dicho al hecho va mucho trecho. Lo que sí es seguro es que la velocidad será más alta y la senda más segura si lo hacemos aplicando las técnicas de seducción. Las generadoras de confianza.

Partimos de una base poco seductora. Porque actualmente, la mayoría de las aguas residuales en el mundo pobre, ni se vehiculan a través de una red estanca, ni se depuran en plantas que funcionen. Como resultado, los países en vías de desarrollo, auténticos protagonistas del futuro del agua retornan sus efluentes al medio sin tratar, en el 90% de los casos.

O sea que los ríos, los acuíferos y las aguas litorales reciben una carga contaminante brutal en estos ámbitos en casi todo este entorno de pobreza. Y se da la paradoja de que cuanto más se lucha por dotar de industrias y actividades productivas a un país subdesarrollado, más se contamina su medio hídrico. También crece la afección a la salud de los usuarios beneficiados, cuya agua potable es una bomba de relojería. Letal para quien la use.

El cliente percibe el agua residual como algo maloliente y sucio. Y desvía la vista hacia otro lado cuando siente su presencia en un entorno próximo. O evita acercarse allá donde se la trata.

Con esta situación, es difícil conseguir su confianza para que se crea que es posible darle la vuelta y disfrutar de un agua incolora, inodora e insípida. Aunque se le diga que el tratamiento que recibe es muy sofisticado.Muestra de ello es lo difícil que resulta ubicar en un entorno urbano denso una depuradora. Nadie la quiere cerca de su domicilio. Cuestión de confianza

Ahora está de moda la economía circular. En este Congreso se debatió mucho sobre ella. Y no dejamos de oír y leer argumentos sobre el enorme valor que tienen las aguas residuales regeneradas. Eso es bueno, porque nos indica que estamos en el umbral del inicio del camino al futuro. Que comienza la  reflexión sobre lo que “emocionalmente” se está haciendo. Y sobre cómo habría que hacerlo para que esa reutilización sostenible sea la solución al problema y goce de la confianza del usuario doméstico, industrial y agrícola. O sea, del cliente

Pero la realidad es que hoy en día se reutiliza todavía muy poco para lo que se podría reutilizar. Además, “cuesta” reutilizar. Porque existe una enorme desconfianza sobre el uso de agua reutilizada. Y ésta, se intensifica aún más en el ámbito agrícola.

No sólo hacen falta argumentos con datos fiables e irrebatibles (menester de los científicos). También una forma de actuar que produzca el imprescindible cambio de comportamiento voluntario del usuario (menester de los políticos y sus adláteres comunicadores)

Dejamos a los científicos con su arduo trabajo, porque esa no es la principal barrera a derribar. Aunque a muchos les parezca que su trabajo es el único que hay que hacer. Pero como no es así,  ocupémonos de los comportamientos. Esta la parte más densa de la muralla. La que más cuesta derribar. Porque exige un trabajo ímprobo y sobre todo, emocionalmente inteligente

¿Cuál sería la estrategia de seducción a seguir para modificar estos comportamientos de forma voluntaria?

En primer lugar, hay que elaborar un argumentario claro e inteligible para el “cliente” que es el que paga. Transmitirle que la reutilización es una actividad que permite ahorrar inversiones y gasto energético. Que además genera ingresos. Y que contribuye a mejorar el estado ecológico de las masas de agua. Afortunadamente ya hay ejemplos de ello y a ellos hay que remitirse. Pero mostrando los resultados que se obtienen.

Un ejemplo cercano sería el de una prueba experimental presentada en el congreso,. Se trata de la realizada en la depuradora de Rubí- Valldoreix (Barcelona). En ella, el proceso de depuración produce más energía de la que consume.

Así pues la depuradora ya no es la instalación con la que se asusta a los niños si se portan mal. Ya no es ese pozo negro y maloliente del que hay que huir. Por el contrario, se presenta como una instalación moderna, sostenible y rentable para el bolsillo. Es una biofactoría, realmente seductora. Los creativos, podrían comenzar a cambiar la imagen de los folletos que se editan para las inauguraciones de obra y se publicitan en medios de comunicación. Hay que sacar del primer plano la “obra” y enviar el foco a las virtudes del tratamiento: agua pútrida se convierte en energía, en salud, en regeneradora del medio, en ahorro para todos…

El segundo capítulo de la estrategia de seducción pasa afrontar de una vez por todas la ejecución del cambio de paradigma cultural respecto al agua reutilizada.

Esta oscuridad provoca rechazo a la idea de su reutilización, como todo lo que se adivina sucio y maloliente. Toca dar a conocer las experiencias exitosas, como las cocinas etíopes que alumbran gracias al biogás, o como  los sanitarios secos Eco-san que evitan la mezcla de la orina con las heces y reutilizan éstas como abono en jardinería, o como las plantas de co-compostaje que producen fertilizantes mediante el uso de biosólidos procedentes de depuradoras que se aplican, por ejemplo, para componentes de sustratos de vivero para plantas forestales y ornamentales y como enmendante de suelos para el cultivo de especies forestales de crecimiento rápido, como el eucalipto y el  chopo.

De todas ellas hay ejemplos que funcionan en todo el mundo, solo hace falta deconstruir el discurso sanitario con paciencia y determinación hasta que sean aceptados sin reticencias y el concepto de depuración produzca un impacto diferente en la conciencia de quien lo recibe, del cliente.

El tercer paso es hablar más de economía inducida, incluyendo el concepto de ahorro en el discurso, dando a conocer que un uso agrícola de aguas residuales recicladas ahorra mucho al evitar tener que comprar fertilizantes químicos.

Por ejemplo, regando 140 ha pueden ahorrarse en Sudamérica $ 135 por ha y año, que ya no hay que destinar a la compra de fertilizantes químicos. No hace mucho, expusimos en futurodelagua.com el caso de Singapur, donde la venta de agua reutilizada para usos industriales incita a las administraciones y empresas operadoras del agua a invertir en el tratamiento de aguas residuales.

Desde la perspectiva del coaching, escribimos sobre la gestión del futuro del agua en nuestra página web. Somos los únicos que lo hacemos. Y proclamamos siempre que el lenguaje es el único generador del pensamiento. Por eso, afirmamos que la comunicación, que es el vehículo en el que el lenguaje viaja, es imprescindible para lograr el cambio de paradigma.

Singapur vuelve a ser el mejor ejemplo en este caso. Allí ya destinan a los mejores comunicadores a ocuparse de generar confianza en la población. Su objetivo es que confíen en el uso universal de las aguas residuales tratadas. La clave del éxito ha estado en el establecimiento, por parte del comunicador, de estrechos lazos entre la reutilización y las tres preocupaciones fundamentales de cualquier nación: la salud, el empleo y el desarrollo.

Para finalizar, la estrategia seductora culmina en cada hogar. En cada casa. Dando a conocer e impulsando el uso de pequeños y baratos dispositivos de ahorro o de purificación. Porque ellos muestran y comparan la calidad de las aguas residuales. Y lo hacen comparándola con la del agua mineral envasada, el agua del grifo y el agua superficial, en términos de sólidos disueltos totales.

Cuando la gente (sobre todo de clase media y baja urbana), ve estas aguas y compara su turbiedad, color y olor, decide. Opta por usar estos adminículos y beber agua filtrada como norma. Los ejemplos existentes demuestran que en zonas rurales es más difícil que este cambio de hábito se produzca y por ello hay que seguir incidiendo en ellas.

Hasta aquí la estrategia de seducción para conseguir eliminar creencias limitantes en el uso y consumo de agua procedente de una depuradora. Y para introducir en nuestra vida cotidiana, hábitos distintos. Por ahí debemos ir hacia un futuro del agua sostenible y solidario. Con todos los seres humanos que tienen el derecho de usarla y disfrutarla, respetando el patrimonio hídrico.

Añadir este mensaje al académico, es la única vía de seducir al cliente y hacer que confíe en el gestor

 

Lorenzo Correa

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