Insignes puentes para humildes corrientes.


 

 

Los insignes puentes modernizan a los ríos de humildes corrientes. Los hacen más humanos, porque todo puente invita a ser cruzado y por ello, visitado. Por eso hoy visitamos insignes puentes. Para que con sus agresivas y armoniosas seduzcan a nuestros lectores. Y les inviten a cruzarlos.

Para corriente humilde en España, la del río Manzanares. Por eso, Lope de Vega le llamó “aprendiz de río”. También Tirso de Molina puso en boca de Don Gil de las calzas verdes estos versos:

Ya que nos traen tus pesares

 a que desta insigne puente

 veas la humilde corriente

 del enano Manzanares

que, por arenales rojos

corre, y se debe correr que en tal puente venga a ser

lágrima de tantos ojos.

Vean uno de los actuales insignes puentes, que en número de 33 cruzan hoy el madrileño río. Se trata del Puente del Invernadero. Y seduce con su forma de cáscara para unos. O de canoa invertida para otros. Aunque en realidad sea una bóveda de dimensiones y espesor variables. Con su doble curvatura y sus elípticas generatrices. Y con el “touch of class” de unas directrices exteriores formadas por arcos de circunferencias de distintos radios.

Nos preguntamos qué dirían Lope y Tirso al ver estos insignes puentes. Sobre todo cuando desde ellos otearan la humilde corriente.

Quizás seguirían viendo a las márgenes del río tan tristes como escribió Ramón. Porque siguen sin poder pasar al otro lado. A pesar de los insignes puentes construidos.

Pero seguro que contemplar este espacio abovedado que cruza el río, admirarían esas dos puertas de entrada y salida de los territorios que unen. Y esto les haría reflexionar, como a nosotros.

Para no cebarnos con el pobre Manzanares, ponemos en portada otro insigne puente, el del Milenio de Orense. Un mirador para ver de otra manera la ciudad gallega del siglo XXI.

Así lo ven las gaviotas, cuya forma imita.También ha tenido sus detractores, como la corriente humilde del Manzanares. Esos que quisieron otorgarle el Premio Bampot, porque decían que es “penetrante, insoportable, agonizante, angustioso, tortuoso y atormentado”

Para gustos, hay colores. Da igual.  Ahí está realzando la corriente mucho más ufana del río Miño y hecho un icono de la ciudad. Un orgullo para los orensanos

Que para eso están los puentes y los ríos

Lorenzo Correa

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