Cuando llueve sobre el río, casi siempre llueve sobre mojado. Por eso Juan Ramón Jiménez, vuelve con nosotros, a mojar con su estremecedora y emocionante lluvia poética nuestro miércoles de la poesía del agua. Un miércoles poético en el que ya huele a primavera.
Nada mejor, de entre toda la producción del poeta de Moguer, que su (nuestro) poema de hoy. Porque su título es “Anteprimavera”. Se dedica a esa época del año en la que llueve sobre el río y huele a pétalo frío. El poeta, mientras llueve sobre el río, mira desde su barca la orilla verde. Y seguramente recuerda los vívidos colores de sus primeros libros de poesía. Aquel titulado” Ninfeas”, que rememora a Villaespesa, impreso en tinta verde, como la orilla cuando llueve sobre el río. O “Almas de Violeta”, presentado en tinta morada y dedicado a Rubén Darío.
Olores y colores que revela el agua cuando llueve sobre el río. Y el sabor de la emoción que solo el poeta consigue transmitir al navegante. Esa emoción fluvial que, tras la lluvia, emana de la amapola, el almoraduj, el romero, el pájaro del agua y la flor de la jara. Pero solo cuando la conjura el poeta.
Esa soledad sonora del río, que Juan Ramón nos transmite en su libro así titulado. Ese libro que tanto agradó a Ramón y del que Bergamín extrajo oro al reproducir las dos palabras que lo titulan en sus versos taurinos que Morente cantó en los “Tangos de la Plaza”. Soledad sonora de musicales silencios, quintaesencia bergaminiana del toreo, extraída de un libro de Juan Ramón volcado sobre la naturaleza que humedece el agua cuando llueve sobre el río.
Anteprimavera, tiempo entre tiempos. Alegría, tristeza, nostaljia con “j” de Jiménez. Impregnémonos de ella, que en esa época siempre llueve sobre el río
Lorenzo Correa
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