El riesgo del río es evidente. En cualquier momento puede acontecer una avenida que provoque el desbordamiento. Por eso el río tiene su riesgo. Porque es posible que haga daño dentro o fuera de su cauce. En su interior o en el espacio más próximo. El de su zona inundable, el de su espacio fluvial.

Además, el riesgo se convierte en peligro cuando acontece la inminencia del daño sobre vidas o bienes defendibles. Y eso da miedo. Por eso el riesgo del río obliga a protegernos de sus aguas. Para que cuando la amenaza de arrasar con todo esté a punto de suceder, podamos zafarnos del peligro.

El riesgo del río se puede combatir de muchas formas. Una de las más comunes es el encauzamiento de sus márgenes. Con muros o taludes que conjuren el peligro y domestiquen a la riada. A muchos amantes de la naturaleza no le gustan los encauzamientos. Porque eliminan la libertad de movimientos de los caudales circulantes y los someten entre sus muros a una disciplina antinatural. Sin embargo, a muchos ribereños sí que les gustan los encauzamientos. Porque reducen el riesgo de afectación a sus vidas y bienes.  Y les permiten usar terrenos inundables para vivir, fabricar o cultivar.

Hay veces en las que los encauzamientos tranquilizan y otras que sorprenden. Es el caso de nuestras fotos de hoy. En ellas vemos un encauzamiento tranquilizante y otro sorprendente, en una zona despoblada, con un espacio fluvial libre de urbanización. Pero, en este último caso, con muros verticales que sujetan y dirigen la avenida. Este tipo de fotos generan interpretaciones y hacen tomar partido a los que las ven. Son una muestra más de que nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Los ribereños que habitan cabe el cauce, defenderán con uñas y dientes el encauzamiento. Y los paseantes de la montaña, lo mirarán con malos ojos

Ojalá estas fotos nos hagan reflexionar sobre las interpretaciones del agua y sobre las realidades del río. Como siempre, la información es la clave. Mirar detrás de la foto, investigar el para qué de las cosas, ayuda mucho a argumentar una opinión. Quedarse en la superficie es incrementar el riesgo de equivocarse. Ese que también es un riesgo del río

Lorenzo Correa

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