El mimético idilio del cielo y el agua.


 

Rico y generoso. Nuestro poeta de hoy, tuvo mala suerte en la vida. Por su carencia de mimético idilio. Tan sutil adaptación, recuerda a la del cielo con el agua. Porque ese es otro mimético idilio.

De eso trata el poema que hoy nos regala José María Hinojosa. En él, este vate malagueño, miembro poco reconocido de la Generación del 27, formula preguntas entre el cielo y el agua marina. ¿Son lo mismo? ¿El azul lo envuelve todo?

A veces, la emoción provoca el espejismo y el mimético idilio de ambos azules se funde en un todo. En un solo color. Sin embargo, la razón nos despierta. Porque no son lo mismo. Aunque el agua evaporada vaya al cielo y el vapor de las nubes vuelva al agua.

Hinojosa tuvo también su mimético idilio. Cambió sus opiniones para adaptarse al entorno político de los años 30. Era terrateniente y fue a Moscú. Volvió y confraternizó con los artistas de la Residencia de Estudiantes. Intimó con Lorca, con sus paisanos Altolaguirre y Prados. También con Alberti y con Buñuel, a quien dedico “Calma”, nuestro poema acuático de hoy.

Pero no pudo mimetizarse con ellos. Porque era rico y generoso. Incomprendido y aislado por los poetas de su generación, se lanzó al surrealismo. Y se hizo radical. Así se convirtió en el gran olvidado de la Generación del 27. Aunque muriera fusilado, el mismo mes  y año que Lorca,  pero por el bando opuesto.

Hombre sin suerte, muerto en plena juventud por las balas del odio, junto a su padre y hermano. No hubo mimético idilio en su vida. Pero sí en su poesía y en su obra. Agua del mar y cielo funden sus azules. Recordémosle hoy como se merece, allá donde el horizonte se pierde en el juego mimético del cielo y del agua.

Mimético idilio

 

Lorenzo Correa

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