Gorilas y redes de saneamiento. De Kibali a Kampala         


Las redes de saneamiento son fundamentales para garantizar unas condiciones higiénicas aceptables para los habitantes de las grandes ciudades. En los países más desfavorecidos, o son muy deficientes, o no existen. El futuro del agua deberá resolver el debate sobre si estas redes deben llegar a todos los usuarios o es mejor realizar un sistema de saneamiento descentralizado

Para un habitante del primer mundo, Uganda es un país africano al que muchos quieren ir para ver animales salvajes en un entorno natural inigualable. Allí no hacen falta redes de saneamiento.

Hollywood puso de moda los gorilas en la niebla y colocó a Uganda en el mapa de los privilegiados. Jóvenes y menos jóvenes prepararon su equipaje para ver a los gorilas en las legendarias y mágicas Montañas Rwenzori, las montañas de la luna. Voluntarios y turistas,  se desplazaron a este pequeño país a ayudar a los que más lo necesitan o a ver leones, elefantes, hipopótamos, búfalos, jirafas, rinocerontes, guepardos, hienas y leopardos. Dejando como apoteósico final a chimpancés y gorilas. Enorme riqueza natural. Nosotros vamos a “visitar” Uganda. Pero solo su mayor conurbación. Para observar el estado de las redes de saneamiento en donde no hay gorilas en libertad. Solo muchísimos seres humanos hacinados en chozas suburbiales. Y con letrinas

Dejemos pues disfrutar a los elegidos que pueden convivir con los chimpancés del Kibale National Park y observar a veces cómo se pelean entre ellos, llegando hasta el canibalismo. Allí no hay más humanos que los turistas y los guías. No hacen falta redes de saneamiento. Eso sí, los guías van equipados con rifles de guerra, por si algún animal salvaje traspasa la frontera de lo turísticamente correcto

Y vayamos a la capital, Kampala. Allí no hay chimpancés ni babuinos. Hay seres humanos. Y precarias redes de saneamiento. Agua sí que hay. La ciudad se ubica muy cercana al lago Victoria. Seres humanos, cada vez más. Desde el inicio de la década de los 90, la población capitalina se ha cuadriplicado. Hoy, 43 millones de personas habitan el país, cinco veces más que en 1960. En Kampala, residen 1.5 millones y otros 2 millones acceden a ella cada día.

Kampala.

Un 60% de la población carece de empleo fijo. En sus 62 suburbios residen 560 000 familias. Y solo la cuarta parte de la superficie urbana está urbanizada y con acceso a redes.

Para las redes de saneamiento y abastecimiento urbanas, el futuro se vislumbra complicado. Las expectativas de crecimiento son del 103% para el año 2030. Y para 2050 será una de las megaciudades del mundo. Esperemos que algún día sea una Smart City.

En este sentido, sabemos que los munícipes están actuando para rebajar la contaminación del aire, fomentando el uso de transporte público de bajas emisiones de carbono  y la sustitución del carbón y la leña como combustible para cocinar. E incrementando la eficiencia energética y la utilización de energías renovables.

¿Y la gestión del agua?  Sabido es, por desgracia, que gran parte de Kampala sufrió los disturbios del derrocamiento de Idi Amin, en 1979. La posterior guerra civil, acabó por dejar a la ciudad en un estado lamentable. Y no fue hasta la última década del siglo pasado que la administración local comenzó a preocuparse por la reconstrucción eficaz de los servicios del agua. Las actuaciones realizadas no llegaron a los suburbios y como suele ocurrir, los más necesitados, también los más numerosos se quedaron sin acceso adecuado a las redes de saneamiento.

El comienzo del siglo trajo buenas noticias para algunos, comenzando así una auténtica revolución del saneamiento. Así se ha conseguido que, en solo 15 años, un sistema innovador y descentralizado comience a hacer funcionar la ciudad “rica”. El año 2010 se creó la Autoridad de la Ciudad Capital de Kampala (KCCA), que comenzó  trabajar en la mejora del saneamiento municipal, consiguiendo que hoy ya se traten 30 veces más efluentes que antes de su creación.

La Autoridad es el órgano gestor de la ciudad capital, en nombre del gobierno central. Está constituida por políticos, técnicos y vecinos. Entre los primeros, preside el alcalde y cuenta con el teniente de alcalde y tres concejales. Uno de ellos debe ser mujer y otro representar a los jóvenes. Entre los segundos, se encuentra representantes de los colegios de arquitectos, ingenieros, médicos y abogados. Y entre los terceros, se incluye a representantes de discapacitados. Un tercio de los dirigentes corresponderá al género femenino.

Con estos mimbres, trabaja la KCCA. Y cuenta con un Foro de agua y Saneamiento para actuar en lo mucho que aún queda por hacer.

Este Foro, se ocupa de coordinar a todas las partes para planificar y desarrollar el ámbito de agua, saneamiento e higiene, conocido en inglés como “WASH”. Trabajan duro para identificar y asignar eficientemente los recursos disponibles, la mejora de las oportunidades para la sinergia y las redes de aprendizaje, y el desarrollo de las innovaciones existentes y emergentes para mejorar Intervenciones sostenibles para lograr el saneamiento total y el acceso universal a objetivos de agua limpia y segura en la ciudad de Kampala.

Ahí se incluye el desarrollo de una estrategia de educación y promoción de la higiene integrada en toda la ciudad para mejorar la salud pública y la gestión ambiental. Y también la identificación de las tecnologías apropiadas y pautas operativas para la gestión de lodos fecales.

El problema principal era que solo un 10% de los habitantes están conectados a redes de saneamiento. Los demás, a cavar un pozo y hacer como pueden una letrina. Además, los servicios de gestión y mantenimiento de la red no se ocupan ni de vaciar fosas sépticas ni de construirlas de una manera aceptable para el usuario y para el medio receptor.

La solución, aprovechemos para hablar de ella hoy, que se celebra el Día Mundial del Retrete, no era sencilla. Solo pueden vaciarse cuando una fuerte lluvia colabora “naturalmente” a su limpieza. Los efectos para todo lo que rodea a la fosa o letrina son letales. Y se manifiestan en forma de periódicos brotes de cólera

Esta situación, tan común desafortunadamente entre los más necesitados, no es fácil de resolver si no hay presupuestos ni voluntad política suficiente para conectarse con una red. En el mejor de los casos, no sería fácil trasladar las viviendas que ocuparan el trazado de las canalizaciones o sus estaciones de bombeo. La gente que con ímprobos esfuerzos ha conseguido ubicarse en algún sitio (con o sin título alguno de propiedad), no quiere abandonarlo ni siquiera temporalmente. Reubicarlos decentemente tiene un altísimo coste que habría que sumar a la ya elevado de las obras.

Esta fue la apuesta de Kampala desde que comenzó este siglo. Resolver el problema de ausencia de conexiones a redes de saneamiento, sin conectar nada a ellas. Trabajando en soluciones que garantizaran una limpieza, vaciado y reutilización del efluente de letrinas y fosas sépticas.

La bomba Gulper, bien conocida por los patrones de barco, fue la elegida. Estas bombas, de reconocido prestigio en la evacuación de lodos por su economía y seguridad, funcionan como cualquier bomba de agua. En este caso, se trata de una bomba de vacío portátil cuyo operador maneja desde la superficie, sin necesidad de entrar en la fosa séptica. Se trata de extraer el efluente y depositarlo en el depósito estanco de un vehículo sin ningún tipo de fuga ni peligro para el operador.

Los camiones cisterna transportan el efluente a las depuradoras, suponiendo este método una solución económica y viable para el vaciado de fosas sépticas. Como la mayoría de lugares donde se ubican las fosas, son inaccesibles para los grandes camiones de extracción al vacío, esta solución es ideal para atomizar la recogida en lugares inaccesibles para ellos

La apuesta por este tipo de saneamiento innovador fue un reto que parece va dando buenos resultados. Complementado con inodoros ecológicos seco con separación de orina y heces. Y con la implantación de un canon de saneamiento, que ha de satisfacerse antes de conectar a la red los inodoros tradicionales. Así, ya se tratan antes de su vertido más de 80.000 m³ de aguas residuales domésticas. Se ha evitado que la capacidad de treinta piscinas olímpicas, llenas de desechos humanos, contamine con su vertido directo al medio. Con la ventaja de no incrementar prácticamente nada el vertido a las redes existentes. Imagine el lector lo bien recibidos que serán aquí los retretes de Bill Gates cuando se encuentren operativos.

El ejemplo de Kampala es edificante. Hay que aprender de ellos. Crear una empresa que dinamice la forma de actuar es el primer paso. Conseguir el apoyo de países más avanzados que destinen presupuestos a implementar sistemas novedosos es el segundo. Hecha esta siembra, se recoge pronto el fruto. La confianza comienza a proliferar. Con la semilla de la seducción sembrada por gente que actúa, se genera confianza. El cliente se da cuenta de que sus problemas están siendo resueltos, porque alguien escucha sus reclamaciones y actúa.

Entonces, se produce el milagro: el cliente comienza también a actuar. En la medida de sus posibilidades. Dando facilidades en su propiedad para el acceso de los camiones cisterna, por ejemplo. Plantando árboles, allanando caminos, permitiendo el ensanche de carreteras

Es que apostar por un saneamiento descentralizado. El que evita que las redes sean cada vez más extensas. Y deja de trasladar el problema a una planta depuradora enorme. Consumidora de ingentes cantidades de energía y en riesgo evidente de dejar de funcionar por falta de presupuestos para su correcto mantenimiento.

Además, la planificación más participativa permite tratar a los habitantes más desfavorecidos como partes interesadas. Y convertirles en socios potenciales para resolver los problemas más acuciantes de la ciudad.

Es posible deshacerse del vínculo asfixiante. De la dependencia total de la gran planta depuradora  y sus costes de mantenimiento. Es factible hacerlo si se tiene en cuenta de, adoptando esta solución, se preserva y mejora el tejido social existente. Y se cohesiona aún más a las comunidades.

Es todo un reto para llegar a ser una ciudad inteligente para el año 2030. Cuando la población se haya duplicado. El trabajo iniciado, debe continuar incrementando en lo posible la colaboración entre las autoridades locales y los residentes. Para afianzar la sensación seductora que provoca el comprobar cómo las redes de saneamiento sostenibles les permiten una mejor calidad de vida en un entorno más sano. Avanzando hacia una cobertura sanitaria completa. Hacia el vertido contaminante cero.

También habrá que incrementar la cooperación entre todos los actores: gobierno, pequeñas empresas, asociaciones de residentes y la KCCA. Para pasar de bombas Gulper a retretes de Gates. Y a cualquiera otra novedad tecnológica que se produzca.

El reto pendiente reside en que la ciudad depende de donaciones de entidades privadas, del Banco Mundial y de estados más avanzados involucrados. La fragmentación de la ayuda económica es el punto más débil de toda la estrategia.

Kampala tendrá que asumir este reto y superar los obstáculos. De ello depende un final feliz.  En cualquier caso, lo ya realizado es un ejemplo para otras ciudades y gobiernos del mundo. Ahora toca copiar lo bueno y seguir aprendiendo. Uganda ya no es solo el país de los gorilas en la niebla. Ha empezado a salir el sol, también para los más desfavorecidos

 

Lorenzo Correa

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