Regresa a nuestro miércoles poético y acuático el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco. Y lo hace en nuestra órbita, en la órbita de la gota del agua. Porque ese es el nombre de su poema.

Nos visitó hace tiempo para ofrecernos su poética visión del Orinoco. Este es, el cuarto río de Sudamérica. Y en él ¡cuántas gotas giran en su órbita de la gota del agua!  La Orinoquía, región a la que sus primeras gotas dan nombre, es orgullo de Colombia. Sus gotas proceden de la quinta parte del país, que conforma su cuenca colombiana.

Aunque el río lleva muchas más gotas en sus 2.000 km de longitud. Son las de su nacimiento andino se confunden llanura guayanesa abajo, con las venezolanas. Las traen al padre río los potentes afluentes que surcan su cuenca.

Nombres rotundos, gotas fecundas:  Apure, Meta, Caroní,  Arauca,  Caura, Atabapo. Los más importantes de sus 800 afluentes. Y el Casiquiare, que se trasvasa indómito al río Negro. Y se lleva sus gotas a otra órbita de la gota del agua. La del Amazonas. El curioso trasvase natural que comunica las gotas de ambos cauces míticos para generar caudales casi infinitos

Y todas juntas, girando en la órbita de la gota del  agua, llegan al delta caribeño. Debido a eso, su caudal medio es de 33.000 m³/s . Con tantísimas gotas, los waraos lo bautizaron como Orinoco, el lugar para remar.

Embarquemos ya con Eloy en el viaje de la órbita de la gota del agua. De esa semilla acuática a la que le cabe el cielo, aunque solo pueda hacer naufragar a una hormiga. Recordemos, antes de embarcar y girar en la órbita, las palabras de Colón al descubrir las gotas del Orinoco en 1498:

«Nunca he leído ni oído hablar que tal cantidad de agua dulce podía encontrarse así en el interior y junto con agua salada… y declaro que si este río no viene del paraíso mismo, seguramente debe provenir de una tierra infinita.”

 

Lorenzo Correa

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