¿Reciclar es suficiente? Filipinas, Europa y los mares de plástico


La preocupación de los gestores del futuro de la humanidad sobre qué hacer con el plástico usado es se está convirtiendo en una obsesión. Y la de los gestores del agua, lo mismo. Los noticiarios televisivos no cesan de informar sobre los mares de plástico flotante. Y sobre las repercusiones que sobre animales y seres humanos tienen los microplásticos. Ya están en los peces y mariscos que nos comemos y también en las humanas heces hay restos de ellos. Comemos lo que tiramos. Lo malo es que es plástico. Y que  más del 80% de los desechos marinos son plásticos.

Las informaciones que vemos y escuchamos no acaban de convencernos, porque el problema no se acaba de enfocar con plena objetividad. Y, como siempre sucede cuando se desenfocan los problemas, las soluciones son ambiguas, poco factibles y generadoras de desconfianza.

Dejar de usar plásticos es la más obvia. Pero eso es imposible implementarlo hoy en el mundo. No nos lo ponen fácil. Declarar a los cuatro vientos que la gente tira muchos envases en las playas es solo señalar una parte del problema. Alabar las virtudes del reciclaje, también tiene sus matices. No es la única solución para acabar con los mares de plástico.

El marasmo crece entre los receptores del mensaje. Y produce en ellos suspensión, paralización e inmovilidad, en lo moral o en lo físico. El tema da para escribir largo y tendido. Para aclarar conceptos y señalar los datos de relieve. pero sobre todo, para ver las diferencias entre las soluciones planteadas en   los países ricos y en los pobres .

Puestos a plantear soluciones ocurrentes, podría nombrarse un trasunto moderno de lo que fue el “Almirante de la Mar Océana”. Este título concedido a Colón en 1492 por los Reyes Católicos, otorgaba a su propietario el almirantazgo de todas las tierras que descubriese. Quizás ahora, lo mejor sería que algún “conquistador del plástico” fuese nombrado almirante de los mares de plástico que descubriese. A lo mejor se afanaba en hacerlos desaparecer de manera eficaz para el mar y para su almirantazgo.

Mientras llega el almirante, vamos a intentar señalar las causas principales del problema, centrándonos en un país concreto. Un importante productor de residuos, también plásticos, como es Filipinas.

Nuestro amable y joven amigo Frans Arolas es viajero impenitente y valiente descubridor de paraísos perdidos. Tampoco les hace ascos a los infiernos terrenales. Un joven valiente, se atreve con todo. Ha estado en Filipinas y nos presta para reproducirlas hoy aquí dos fotos playeras idílicas. Ha conocido el país por sus dos caras.

Playa virgen filipina

Sus fotos son de las que seducen porque son de la cara amable. Y generan la necesidad de viajar allí para disfrutar de esas playas, de ese mar y de esos paisajes idílicos en los miles de islas del archipiélago. Frans Arolas, no detectó mares de plástico en el visor de su cámara. Estuvo en playas bonitas. Pero los hay. Sí que vio cómo se usa y se tira plástico en Filipinas. Como en casi todas partes. Agradecemos sus fotos y nos animamos a hablar de los plásticos en Filipinas.

Mar filipino libre de plásticos

Las 7107 islas que componen el archipiélago filipino albergan a 105 millones de personas que usan y tiran envases de todo tipo. El mar, les rodea a todos estrechamente. Por ello, los residuos sólidos, como todo en la vida tienden a moverse cuando llueve y ocupar las cotas más bajas del terreno. Es decir, las vaguadas, que son los cauces y el mar.

Hoy por hoy, los principales yacimientos de Filipinas están ahí. Son los de las basuras.

Un informe de 2015 sobre la contaminación plástica por parte de la organización benéfica Ocean Conservancy y el Centro McKinsey para Empresas y Medio Ambiente clasificó a Filipinas como la tercera fuente más grande de plástico desechado que termina en el océano, detrás de otras dos naciones asiáticas: China e Indonesia. Al mar va no solo lo que produce cada país, sino lo que hasta ahora han estado aceptando que otros países viertan en el suyo, como es el caso de China

La consecuencia es que más de cinco billones de elementos flotantes se dejan mecer por las olas en los océanos y mares. Que llegamos ya al preocupante porcentaje del 1 a 3. Por cada tres mil kilos de peces, mil kilos de basura.

Conviene saber también que, en los tres países citados, de cada tonelada de basura vertida solo se recogen para el “tratamiento”, 400 kg

Pues bien, en Filipinas, la quinta parte de los casi tres millones de toneladas de basura anuales generadas, llegan al océano. Sencillamente, en las ciudades pequeñas y en las islas diminutas, nadie se encarga de recoger la basura. Solo el mar la acoge.

La legislación nacional comenzó a hacerse cargo del problema en el año 2000. Entonces se aprobó la Ley de gestión de residuos sólidos ecológicos, que impelía a las administraciones locales a gestionar de manera sostenible la recogida y tratamiento de residuos sólidos. Pretendía cerrar los innumerables vertederos a cielo abierto existente, controlar su cumplimiento y sancionar a quienes no lo hicieran bien. Tan maravillosa declaración de intenciones, no ha conseguido evitar que hoy en día, aún se encuentren funcionando 900 vertederos a cielo abierto.

¿Por qué? Por la razón de siempre. El famoso “¿y esto quien lo paga?” Cuando hay presupuestos, en muchos casos las corruptelas o la falta de acierto en elegir quien y como debe hacerlo, ponen de manifiesto la inocuidad de las medidas tomadas. A veces los ayuntamientos carecen de voluntad para priorizar estos temas. Y la situación es la que es. 900 puntos de vertido abierto catalogados y muchos más sin estarlo. Y el mar, esperando que le lleguen los residuos, a veces muy cercanos a él como en Manila, o a aguas dulces como las del mayor lago de Filipinas, la laguna de Baý, cercana a la capital, en la isla de Luzón.

De los recipientes de plásticos, los vertederos, pasemos a los productos que reciben. También en Filipinas está de moda la capa plástica que envuelve el producto. Este tipo de envoltorio, tan común a todo envase de usar y tirar, es letal. Porque ni es reciclable ni vale para nada. A nadie le interesa una vez usado y tirado. Este es otro de los factores del problema. Lo que no es reciclable. Hay que señalarlo

Si usamos un envase desechable de un solo uso, debemos saber qué ocurre con lo que desechamos. Porque ya hace casi 50 años que se usan. Imaginen lo que ya se ha desechado y yace en los mares de plástico.

Recorrer un vertedero filipino es observar la proliferación de finos envoltorios de plástico y aluminio laminado. Algo tan normal para las nuevas generaciones, nos hace olvidar que antes de los años 70 del pasado siglo, tanto en Filipinas como en tantos otros lugares, el comprador llevaba su bolsa cuando iba a comprar. Y la iba llenando de productos no envasados. Hoy ya no es así. Y el problema generado es enorme en un país como el filipino, en el que la extrema pobreza de una gran parte de la población, les obliga a comprar poca comida en pequeños envases. Porque así es más barato comer.

Bien, repetimos que estas bolsitas finas nadie las recoge y por supuesto nadie las recicla en Filipinas. Simplemente están por ahí esperando llegar al lago o al río o a los mares de plástico.

Todas las grandes multinacionales producen plástico. Los chicos de la asociación “Break Free From Plastic” han detectado que Unilever, Nestlé, Procter & Gamble y Colgate-Palmolive son de los primeros del mercado en esta producción. Y las secuelas de sus enormes ventas se traducen en la infinita proliferación de envoltorios desechables de sus productos esparcidos por las playas filipinas. Esperando el momento de regresar a los mares de plástico.

Este tipo de material es universalmente utilizado y dura eternamente, porque no interesa su reciclaje. Por eso cada vez más voces autorizadas reclaman que se cambie el paradigma y no se siga señalando al reciclaje como solución al problema de los mares de plástico

Los filipinos ya saben que si siguen con el uso indiscriminado de estos envoltorios, habrá que construir ya mismo 200 nuevos vertederos que ocuparán 600 km² . Una superficie superior a la de Andorra y cuatro veces superior a la de Liechtenstein.

Ante tamaña amenaza, se impone la regulación a escala local. Y la prohibición a nivel nacional, como ya se está pensando hacer con las cañas de los refrescos y los agitadores de cafés de infusiones. El objetivo es la prohibición del plástico de un solo uso y la regulación de la producción, importación, venta, uso, hasta llegar a la eliminación, de las bolsas. Pero todo el mundo sabe que, aunque se logre tan importante objetivo, el efecto en los volúmenes de desechos será poco significativo.

¿Qué habría que hacer para reducir los mares de plástico en los próximos años? lo que siempre proclamamos. Cambiar el paradigma desde la información veraz y seductora que garantice dos aspectos fundamentales. El primero, que la ciudadanía conozca las auténticas causas de la situación y la gravedad del problema sin alarmismos. La segunda, que desde la seducción de la primera, cambien sus hábitos de consumo.

Filipinas nunca eliminará el uso del plástico hasta que haya alternativas rentables disponibles. No las habrá mientras se siga machacando con insistencia solo en las imágenes de los mares de plástico. Ese es el lado negativo. Y genera la pregunta de ¿por qué está allí? Cuando la que debería generarse sería la de ¿qué he hecho YO para que esté allí?

Si los productores de ingentes masas de productos comienzan a presentar unos envoltorios adecuados, se presentará la cara positiva del problema. Y comenzará a haber visos de solución, porque los seducidos por estos nuevos envases no comprarán los productos con el envase que genera mares de plástico. Hasta que deje de ser rentable. Lo ideal es que al comprar algo uno piense automáticamente en el ciclo de vida del envoltorio y actúe en consecuencia.

La gran Manila destina US $ 130 millones anuales para sacar la basura de su ámbito metropolitano. pero el problema no se soluciona. Se limpian playas sin cesar con actuaciones de voluntariado o de ONG’s. Intentando que llegue menos a los mares de plástico. Es igual, la realidad es terca:  la gestión de residuos es solo una pequeña parte de la solución.

Aunque todas las ciudades cumplieran la ley, seguiría habiendo residuos porque lo no reciclable, no tiene quien lo recicle. Solo cabe la posibilidad de no producirlo. De que las grandes multinacionales sean responsables o se vean obligados por una ley.

Finalicemos analizando las diferencias entre las soluciones del mundo rico y las del pobre. Acabamos de saber que estos adminículos de plástico de un solo uso, que representan más del 70% de los desechos marinos serán prohibidos en la UE a partir de 2021. No hay más remedio. Porque el coste ambiental producido por este tipo de contaminación en Europa, será de 22.000 millones de euros en 2030.

Se incluyen bolsas o envases y contenedores de comida rápida. Los demás artículos que no son susceptibles de reemplazar por otros inocuos, se reducirán en un 25% para el año 2025. Y cada estado miembro elaborará planes nacionales para fomentar el uso de productos adecuados para uso múltiple. Y para su reutilización y reciclaje.

Las botellas, deberán recogerse por separado y reciclarse en un 90% para ese mismo año. Los filtros de cigarrillos que contienen plástico se reducirán en un 50% en el año 2025. para llegar al 80% en 2030. Porque una colilla contamina entre 500 y 1000 litros de agua.  Y tarda doce años en desintegrarse.

Por último, al menos la mitad de las artes de pesca abandonadas que contienen plástico se deberán recoger y reciclar como mínimo el 15% para 2025. Nótese también que estas artes representan el 27% de los residuos encontrados en las playas de Europa.

En la CE ya se está en ello. pero Filipinas es el tercer productor mundial… Hasta que las grandes empresas asuman la responsabilidad de sus acciones, los plásticos continuarán generando mares de plásticos. Que la administración haga su trabajo de reciclaje: pero que también las empresas productoras dejen de producir plástico no reciclable. Solo así, se acabarán los mares de plástico

Lorenzo Correa

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