Las avenidas del otoño mediterráneo provocan en los ríos humanos desbordamientos súbitos y de muy nocivos efectos para el cauce y los ribereños. Este año estamos teniendo muestras muy representativas que dejan lágrimas, dolor y, desgraciadamente sangre. Los ríos humanos están infestados de cañas. Y la caña, contribuye muy negativamente a incrementar los daños.
Es bien sabido que la caña a la que nos referimos (Arundo donax), forma grandes cañaverales con ausencia de fauna en las riberas de los ríos humanos. Y que ostenta el récord de pertenecer a una de las 100 especies exóticas invasoras más nocivas del mundo, en la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Donde habita, disminuye la biodiversidad. Su trama impenetrable está exenta de animales, que huyen de las sustancias químicas tóxicas que las protegen de la mayoría de los insectos herbívoros. Los mamíferos las evitan también. Por eso, lo mejor es no darle caña al río. Erradicar sus rizomas y sustituir su presencia por la de especies autóctonas. Como no resiste la erosión, tapona vados, tubos y puentes y provoca desbordamientos y tragedias humanas
Pasear por un río humano de reducida superficie de cuenca y escaso caudal base, casi siempre muy estacional, es toda una experiencia. En época seca, polvo y cañas. Cuando la tormenta se desencadena, cañas y barro. Mucha caña. Imposibles de extirpar definitivamente sin extraer sus rizomas.
Las cañas lo taponan todo, son letales en avenida. Se arrancan y vuelven a crecer con más fuerza.
En Texas, como en tantos lugares del mundo, también hay cañas en sus ríos humanos, en sus denominados “creeks”
Y los texanos han decidido actuar. Con la campaña “Healthy Creeks”. A diferencia de otros lugares, los texanos no confían solo en sus presupuestos estatales o municipales para solucionar el problema. Arrancar y volver a arrancar año tras año, gastando esfuerzo y dinero público sin tasa, no soluciona nada.
Han preferido abrir a todos los seducidos por la idea de que, en el futuro del agua, sus arroyos estén sanos, la posibilidad de colaborar económicamente en su gestión. para llegar a conseguirlo con eficiencia y eficacia. Mejores técnicas disponibles aplicadas con dinero público y privado
Cualquiera puede participar con su aportación económica y su voluntariado activo en esta iniciativa. Comienzan por informar: ¡no cortes caña! Porque esta especie invasora se propaga fácilmente y los tallos ayudan a ello.
Continúan ofreciéndose para visitar la zona afectada. Así pueden comprobar in situ la magnitud del problema. Y, además, medir el volumen de caña existente en cada finca. Durante la visita, ofrecen firmar una autorización de admisión para realizar el tratamiento y el seguimiento de la situación.
Regalan y aplican el herbicida inocuo para las otras plantas a aplicar y efectúan el seguimiento posterior. Ofrecen consejo durante el tratamiento y controlan el recrecimiento y la surgencia de plantas nativas o invasoras, mediante visitas de seguimiento. Así pueden decidir si hay que tratar de nuevo en la siguiente temporada o revisar los planes de tratamiento de la caña.
La consecuencia es una restauración guiada y efectiva de la ribera que permite a las plantas autóctonas recolonizar la zona y permite un efecto lubricante y antierosivo de las futuras avenidas
Todo esto lo realizan funcionarios: los del Departamento de Parques y Vida Silvestre de Texas, o los contratistas que ellos emplean para realizar los trabajos .
Una forma seductora de acabar con la caña. De de dar salud al río humano. Y de garantizar seguridad y sosiego a sus ribereños y visitantes.
Vean el cartel repartido por todos los creeks texanos. Y anímense a colaborar, si alguna vez los gestores del futuro del agua se lo piden
Lorenzo Correa
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