Una de las cuatro poetisas mayores de Andalucía nos regala un poema. El del río justiciero. Es María de los Reyes Fuentes. Aunque ya hace ocho años que nos dejó para ascender al olimpo de los escritores, las fuentes de la poesía andaluza continúan alumbrando sus versos. Y manan con caudales constantes. Su producción poética sigue manteniendo su frescura y discurriendo plácidamente ante los ojos del lector.

Como la vida.

Así sucede con el poema del río. Del río justiciero que hoy proyectamos en nuestro miércoles poético. Nos recuerda al río de su Sevilla, que tantas veces la vio reflejarse entre sus márgenes.

Lo físico que tiene el río justiciero, se confronta con lo espiritual que el hombre posee. El resultado, en este poema, apela a la justicia. Con su veredicto inapelable. El río es tránsito y por ello espejo en el que se mira el hombre. En su cauce aprende que toda el agua que observa en el presente, inexorablemente sigue su camino hacia el futuro. Futuro del agua, futuro del hombre.

Degustemos su poética filosofía de la vida. Sus arraigados valores éticos que apaciguan el dolor acendrado del hombre, sus gritos y sus súplicas. Limando las aristas vitales. Generando curvas que encaucen   suavemente y amainen las caudalosas avenidas del destino

En todos los rincones de la tierra brotan los ríos y los hombres que fluyen y discurren. Emotivas palabras que acomodan paisajes naturales y artificiales. Para para María de los Reyes Fuentes, con tanta agua limpia en su apellido, los paisajes que vemos nos impulsan a reflexionar. Ellos nos llevan a descubrir, mediante la reflexión, que el río justiciero de nuestras vidas nos hace ser personas.

Vamos con ellos inexorablemente también, a considerar nuestra existencia. Porque toda existencia, es por una parte, algo que construimos.  Y por otra, también algo que se construye solo al albur de la variabilidad de la vida. Esa variabilidad de una vida como la humana, tan influenciada, como el río, por el ambiente en el que se desarrolla

 

Lorenzo Correa

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