Ramón Gómez de la Serna sentenció en una greguería que “los ríos no saben su nombre”. Pero nosotros sí los sabemos, por lo menos los de nuestro entorno vital y emocional más cercano. Hoy nos ocupamos de un río de lindo nombre. Bello como la República Dominicana que le ve nacer, vivir y morir. El Bajabonico

Lo que no sabemos casi nunca es quien le puso nombre al río. Pero esta vez, casi lo sabemos. Su primer nombre se lo puso Colón. Y lo bautizó como río Isabela, en 1493. Se dice que quedó admirado con la belleza de la zona. Eso le animó a fundar allí La Isabela, el primer municipio del continente americano.

No es difícil colegir que esa belleza de la zona, que aún se conserva, provocara el cambio de nombre. A un río de lindo nombre, el Bajabonico.  Y a la ciudad que le dio su primer nombre, en 1503, Nicolás de Ovando la bautizó como Puerto Plata. Lindos nombres. Baja bonico y desemboca en Puerto Plata

Hoy, el río ya no baja tan “bonico”: la extracción de arena, grava y rocas destinadas a la construcción, han aumentado su capacidad erosiva. La tala de su vegetación de ribera para facilitar la estancia al ganado, los vertidos de pesticidas agrícolas y de residuos domésticos, hacen que baje menos bonico. Y las derivaciones desmedidas y poco controladas, para abastecimiento y riego de nos dejan a veces su cauce tan poco “bonico” como vemos en la foto

Ojalá que la creciente conciencia de respeto al río que impera en la República Dominicana, nos permita publicar en breve que el Bajabonico vuelve a ser un río de lindo nombre. En cualquier caso, es un río de lindo nombre. Bajabonico

 

Lorenzo Correa

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