Nuestra sección de ríos humanos tiene hoy un invitado, por primera vez en su historia. Desde Uruguay, país con nombre de río y cuna de grandes poetas. Luis Nelson Rodriguez Custodio, nos presta una de sus creaciones literarias: «El río de la discordia»
La leímos en su blog y le pedimos permiso para reproducirla hoy aquí. El permiso fue concedido y aquí está, listo para que nuestros lectores se deleiten con su prosa, su relato sobre el río de la discordia.
Luis Nelson, conocido en el mundo de las redes como «literatoluisrodríguez», escribe cuentos, novelas y alguna poesía desde hace años. Su asistencia a talleres de escritura, nos permite a sus lectores disfrutar de sus consejos para que escribamos mejor. Él escribe de todo, aunque se deleita con la ciencia ficción. Pueden encontrar sus libros, claro, en Amazon. Que ya sabemos que tiene nombre de río. Aunque ese no sea el río de la discordia de hoy.
Les dejamos con Luis y su relato sobre un río humano uruguayo, como él. El río de la discordia. No se pierdan su último libro, «Perdidos entre las estrellas»
EL RÍO DE LA DISCORDIA
Entre los grandes campos de Tacuarembó, República Oriental del Uruguay, corre un multicolor río que tiene su historia.
Rodeado de cerros, que forman gran parte de la geografía del lugar, tropieza violentamente con las rocas, largando espuma, que forma una corona en sus orillas, plagadas de árboles y flores multicolores que se alimentan de su líquido.
Sus cristalinas aguas, a las cuales los animales se arriman a beber, tienen un secreto.
En esos grandes campos impera el verde. Y se puede viajar largas horas sin ver ni siquiera una casa.
El interior del Uruguay está muy despoblado y las tres cuartas partes de su población se concentran en la capital.
Sin embargo en los lados opuestos de esta cinta azul, se dice que habitaban dos vecinos, eternamente peleados.
Cada cual decía que ese curso caía dentro de su territorio, y en las épocas de verano, cuando la sequía hacía estropicios, se secaba parcialmente y había que racionar el agua para el ganado.
Era en esas épocas que arreciaban las peleas. Varias veces se enfrentaron con insultos y a veces hasta a puño limpio.
Ambos vivían solos. Y tomaban, muchas veces de más, para paliar aquellas soledades.
Un verano muy caluroso los dos salieron con caña brasilera de más dentro suyo y largo cuchillo en la cintura.
Según se cree, estuvieron largo rato en la pelea infligiéndose tajos que sangraban abundantemente, pero ninguno aflojaba.
Cayeron ambos a las aguas del río y este los arrastró, quién sabe dónde.
No queda nadie vivo que atestigüe esto. Fue hace muchos años.
Solo quedan dos pequeñas casas de adobe sin techo y con la mitad de las paredes caídas.
Lo único que no se borró en el tiempo fue el nombre que desde entonces los lugareños le dieron al cauce de agua:
«Río de los dos muertos»
Luis Nelson Rodríguez, «literatoluisrodriguez»
Gracias, Luis, por prestarnos tu creación. Siempre ocupará un lugar preeminente en nuestra sección de ríos humanos.
Lorenzo Correa
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