Fuentes y ríos, poéticos surtidores y recipientes que alumbran y llevan nuestra agua. Hoy, el colombiano José Caicedo y Rojas, nos regala un fragmento de su poema Fuente del Torca. Nosotros lo recibimos con sed de poesía. Con hambre de conocimiento.

Las fuentes y los ríos nos evocan el misterio. Las fuentes, porque  representan el misterio de la vida. Los ríos porque hacen que el misterio fluya hasta el mar. Y en él todo se inmovilice.

Sin fuentes y ríos, no hay vida. La fuente, Machado dixit, “ es la eterna risa del camino ”. Risa es alegría de vivir. Y el río es el camino por el que el agua risueña, vaga sobre la tierra.

El río y todos los que lo pueblan, se bautizan en las fuentes. Ellas dan savia a la cuenca y el primer saludo al océano. Risueño saludo.

Nuestro poeta se pregunta por el destino del agua. Nosotros también.

Y la fuente le contesta, porque a diferencia del río, la fuente habla. Por eso, son mucho más humanas que los ríos. Y es que los ríos son impasibles, no se comunican. Si queremos saber algo de ellos, tenemos que entenderlos.

Por fortuna, Caicedo, escucha a las fuentes y entiende a los ríos, en los que  la risa y las palabras de las fuentes se convierten en blanca espuma.

Como las plumas de la paloma inocente. Tan inocente como el agua

Oíd a la risueña fuente del Torca. Os explicará una bellísima oda a la naturaleza, tan romántica como su autor

Lorenzo Correa

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