Desde el siglo XVI, está en el punto de mira de los humanos, pues de entonces es la idea de construir un canal a través del Istmo de Panamá para unir los océanos, condensada en un decreto del año 1.534 por el rey Carlos I ordenaba al gobernador de Panamá el trazado sobre plano de una ruta hacia el Pacífico siguiendo su curso. Imposible técnicamente se vio entonces su humanización, declarando el rey que “el hombre no debe separar lo que Dios ha unido”.
Y así, con el añadido terrestre para cruzar la divisoria del Camino de Cruces, el rio Chagres se mantuvo como ruta interoceánica, especialmente durante la fiebre de oro en California, hasta la construcción del ferrocarril en 1855.
Saludémosle hoy en su desembocadura al lago Gatún, donde su ubica (ya por poco tiempo), el mítico viaducto de un solo carril y paso alternativo que desde 1.914 permite cruzarlo con esperas en el semáforo y dificultades para los vehículos. Y vayamos despidiendo del puente, que uno nuevo se construye ya aguas arriba. Vehículos y barcos seguirán cruzando el cauce de este humanísimo río, sellando la unión interoceánica.
Lorenzo Correa
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