Panamá es poesía, entre otras muchas cosas. Hoy nos lo demuestra uno de sus hijos predilectos, Belisario Porras. Ya desde niño, su alma se reveló portadora de inspiración poética al sentirse, como persona de gran sensibilidad, seducido por el paisaje de la infancia, la exuberante vegetación, los árboles, las montañas,  y el agua , nuestra querida agua, tan  bendita de Dios en Panamá.

Sus ríos y sus mares  hicieron nacer en Belisario el amor  por la Naturaleza, inspirándole con sus perfumes y con el arrullo de los valles tendidos a la sombra de las elevadas cimas del Tebujo, del Picacho y del Canajagua en su natal provincia de Los Santos.

Después estudió derecho en Bogotá  y allí  asistió a las clases del catedrático Diógenes Arrieta, idealista y poeta, que no solo formó a un abogado que llegó a ser Presidente de la  República de Panamá,  sino que, hablándole de Bécquer , le convidó a escribir poesía.

Así compuso su  primer verso titulado AVE MARINA que hoy nos invita a compartir y a leer y que proyectamos sobre el pacífico océano que sobrevuelan las fragatas y los pelícanos, antes de posarse sobre el barco camaronero que recala cerca del paradisíaco archipiélago de Las Perlas, oteando las costas de las islas de Taboga y de Contadora.

Que las aves marinas nos transmitan la poesía de las azules aguas del Pacífico panameño. Con su paz, les animamos a leer y recordar a Belisario Porras

Lorenzo Correa

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