Cuando el agua surca terreno rocoso, el río tiene la oportunidad de trabajar como escultor. Las formas que el río da a la roca son bellísimas y muy variadas. Tanto, que podemos considerar a un río en roca como la gliptoteca más importante del mundo.
Por ello es siempre sorprendente visitar el taller del escultor río, el lugar donde el artista modela y expone los diversos elementos y formas del paisaje que humedece y del que siempre se lleva algo hacia el mar. Además, cada visita es diferente, porque la obra que el río nos muestra está siempre inacabada y su heterogeneidad no deja de asombrarnos: litología, diaclasado, esquistodidad, estratificación, conforman los elementos de una exposición siempre abierta y siempre diferente.
Allí admiramos marmitas, surcos longitudinales, fisuras transversales, canales internos, rápidos y pozas y asistimos a los procesos de modelado de la obra: cavitación, corrosión, abrasión mecánica, arrancamiento… y vemos, interpretando, formas humanas, animales mitológicos, edificios deshabitados, cualquier cosa que nuestra imaginación disponga.
Formas cóncavas, convexas, en fin: la naturaleza en todo su esplendor, permite al río esculpir en su museo . Nos quedamos admirando una obra cualquiera de la gliptoteca del río. Esperamos que les guste, si no, muévanse y admiren, las gliptotecas fluviales están por todas partes.
Lorenzo Correa
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