Nos visita hoy un poeta contemporáneo intenso, aunque poco visible para los letraheridos por la poesía. Se trata de Alfonso Grosso Guzmán, sevillano e hijo del inquieto y reivindicativo escritor también hispalense del mismo nombre. Ha venido para traernos un intenso poema dedicado al mar, en el que le declara su amor y su temor por querer amarle.

Quiere quererlo sin miedo, y se arma de valor para ello, quiere dormir en su seno, impregnarse de sus aguas, saborear su sal, disfrutar sus amaneceres y emocionarse cuando la luna se sumerge en su horizonte infinito.

Y le declara su amor para que así huya su miedo, para parecerse a la gota de Victor Hugo, que caía suavemente sobre las olas  y cuando el inmenso océano se burlaba de ella, tan insignificante como innecesaria, esa modesta y valiente gota le contestaba sin miedo que tenía algo de lo que el mar carecía: una transparencia que le permitía ser bebida, haciéndola única entre sus olas amargas y sombrías.

¿Acabará el poeta, como la gota hizo, como todos nosotros intentamos, perdiéndole el miedo al agua?

Lorenzo Correa

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