Con mucho humor, damos hoy una calurosa y festiva bienvenida al escritor hondureño Augusto Monterroso, “Tito” y a su cortísimo poema-cuento del río, su zumbona “Heraclitana”.

Heredero del humor cervantino que destila el Quijote, utiliza la ironía para cubrir suavemente los defectos de la gente y con ello consigue el resultado que le hizo famoso: inocular en el lector una triste alegría que actúa como bálsamo sobre las heridas  nunca cicatrizadas del todo de los que perdieron la fe y la esperanza en que alguna vez se encuentre solución a los problemas del mundo.

Adalid de la defensa de todas las agresiones que cercenan nuestra humanidad, Monterroso, con socarronería  y mano izquierda nos sigue ayudando a aprender a relativizar todo lo divino y lo humano, como él ejemplifica en el texto que hoy reproducimos sobre un río, en el que, a pesar de Heráclito, nos podremos bañar tantas veces como nuestras necesidades higiénicas lo exijan

Lorenzo Correa

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