Abrimos con admiración y respeto las puertas de nuestro poético miércoles a Víctor Hugo, que nos trae un fragmento de su capítulo dedicado a los vientos del Golfo, de esa gran obra titulada “Los trabajadores del mar”. Sabido es que culminó con brillantez la trilogía iniciada con Nuestra Señora de París y los Miserables con esta inefable novela que abrió el camino entre el Romanticismo y el Realismo y en la que la presencia de la naturaleza salvaje y en estado puro nos sobrecoge. El agua adquiere un gran protagonismo, porque es el mar quien nos lleva en su lectura. Las fuerzas de la naturaleza en el mar generan olas de las que emana la preciosa libertad del agua que se potencia en su inmensidad por el efecto de las tormentas y la ayuda de la sobrehumana fuerza del viento.
Hemos elegido la traducción que Antonio Ribot realizó para la edición española de 1866 por creer que se ajusta fielmente en su léxico grandilocuente a lo que el autor quiso explicar en idioma francés.
Sumérjanse en el agua agitada de ese mar de los momentos finales del autor, disfrutando del fragor del agua que se desliza empujada por el viento hacia su libertad
Lorenzo Correa
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