No hay tramo de río más humano que el que llega al mar en zonas playeras de moda. Como hemos construido muy cerca de sus márgenes y como el río no es muy caudaloso ni ampuloso y en su modestia se enfada muy de tarde en tarde, se deja encauzar para concentrar sus caudales de avenida en una franja determinada. Así evita las molestias a los ribereños y turistas que quieren disfrutar de la playa y pasar unas vacaciones tranquilas. Son los encauzamientos vacacionales. En plena desembocadura, la pendiente es casi inexistente, la arena de la playa (humana también), cierra el paso a bajos caudales para permitir al bañista desplazarse sin dificultades. Todo ello provoca que se vayan acumulando en el lecho los materiales transportados previamente y el desarrollo sobre ese manto de especies autóctonas (las menos) y foráneas (las más). En nuestra foto las vemos, aunque no veamos el lecho y muy poquito de los muros que marcan la senda fluvial humanizada. Vean en la foto un ejemplo de encauzamiento vacacional típico del levante español.
Lo malo es que tanta caña ( la foránea), disminuye la capacidad de desagüe, colmata humedales, dificulta la regeneración de especies por el tupido entramado de sus rizomas y cuesta mucho erradicarla porque sus raíces son profundas. Ríos humanos en lugares turísticos, sol y playa, cañas y barro. Encauzamiento rima con mantenimiento, seamos poetas.
Lorenzo Correa
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