Luis García Montero, granadino y poeta es un certero cantor de la vida cotidiana, un mago de la captura y del embellecimiento del momento a primera vista intrascendente, pero que tras su transformación poética se convierte en un joya para llevar encima siempre.
Un día aún no muy lejano, publicó un hermoso libro de poemas de donde le pedimos prestado para su difusión uno que roza el agua, nuestro leitmotiv. El libro, denominado “Un invierno propio” contiene nuestro bellísimo poema de hoy titulado ‘La tristeza del mar cabe en un vaso de agua’.
Agua salada en el mar por el que los barcos que no abordamos se alejan para no volver, agua dulce en el vaso del que no bebimos… tristeza en el hombre que se confunde, dulce y salado con las aguas. Hombres manchados por ocasiones perdidas, aguas manchadas también por ocasiones perdidas…a todos les cuesta mucho limpiarse para sustituir la melancolía por la alegría.
El mensaje de Luis es que la tristeza se desvanece en compañía, escuchando y siendo escuchados: de ahí sale la seducción, de la escucha.
Luis García Montero lo sabe, no hay más que escucharle, porque en su invierno, en nuestro invierno, que todos tenemos el nuestro, siempre hay un lugar al sol para calentarse y un agua limpia que nos refresca el alma.
Y es que la tristeza del mar cabe en un vaso de agua
Lorenzo Correa
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