Cuando, una vez más la eterna polémica del Trasvase Tajo- Segura vuelve a avivarse, bueno es aportar poesía al debate para que su musa  Erato se anime a enviarnos a uno de los devotos vates que la acompañan en el Olimpo. Hoy Erato, siempre dadivosa con quienes la admiramos, ha escuchado nuestra petición  y nos quiere serenar con algo que suministre sosiego a los inquietos,  armonía a los que tienen que decidir y paz  a todos.

Y respondiendo a nuestra llamada como cada miércoles, nos envía un soneto de Juan Bautista Arriaza, poeta madrileño de la época en que el neoclasiscismo iba derivando hacia el romanticismo, pero además marino de guerra y acérrimo defensor de aquel rey tan absolutista como voluble como fue Fernando VII.

Nuestro vate de hoy, inmerso en su juventud en una guerra de verdad (la que se libró contra Francia a finales del XVIII), le canta al Tajo el río atlántico, hoy cedente de sus aguas a las sedientas huertas e industrias de las cuencas levantinas del mediterráneo, de ese mar que surcó como marino para sitiar Tolón. Ríos y guerras, cruentas o incruentas, funesto maridaje que también se destaca en la poesía.

En esta de hoy, en su soneto al Tajo en su plácido (o no, cuando la plebe fue a por Godoy), discurrir por Aranjuez, Arriaza ya  ve al río “sujeto al poder de las pasiones”, circunstancia que se ha avivado  lamentablemente dos siglos después con el trasvase, por lo que ahora sigue siendo de total actualidad.

Ojalá que, como sentenciaba en su poema Arriaza, la justicia se embravezca ante los riscos  y acaricie a las sencillas flores. Lean la visión profética del Tajo, descrita y soñada por Arriaza proyectada sobre las riberas del Tajo que ocupan los jardines y el palacio de Aranjuez.

Todo está escrito, la historia se repite con otros protagonistas y el río fluye llevando lo que le cae del cielo y lo que le dejan, sujeto por los encauzamientos físicos y por el poder de las pasiones. Que el futuro del agua nos deje oír muy pronto en sus «orillas venturosas» el eco de los aplausos y la fragancia de las bendiciones

Lorenzo Correa

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