Enrique González Martínez y las señales furtivas del agua


Desde México, tierra de bravos poetas  y poetisas, nos llega Enrique González Martínez con su  “Marina”.

Orgullosamente tapatío, médico, editor de revistas literarias, fundador del Colegio Nacional, profesor, diplomático y ministro, fue padre y abuelo de poetas y escritores. Con este bagaje intelectual y humano, la obra poética de González, muy influenciada por el simbolismo francés y el modernismo, se basa en una originalidad extrema que expone al lector conceptos muy personales adornados con el fulgor inconfundible de su alma de poeta. Por ello fue designado uno de los siete dioses mayores de la lírica mexicana

En este soneto acuático por marino, tan bello en la estética del autor como desasosegante en apariencia, se distinguen con nitidez  las anfractuosidades del paisaje, las sombras, la ausencia de color, de luz, de matices… el mar tenebroso y profundo de muchos corazones angustiados. La naturaleza marina activa registros dormidos en nuestro interior y nos permite contemplar sosegadamente (una vez vencidas las apriencias), la belleza de las cosas cuando éstas fluyen y no están deformadas por nuestras percepciones más personales.

Contemplen el mundo desde la serenidad de esta marina, de la mano de Enrique González Martínez, poeta tapatío y deidad de la mexicana lírica

Lorenzo Correa

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