En sus 175 km de recorrido, el Llobregat es un cauce diverso, con una potencia histórica muy superior a sus dimensiones fluviales. Minas de carbón en cabecera con una antiquísima cementera casi, casi en su nacimiento, dan paso al ámbito de las Colonias fluviales. El tramo más paradigmático del fenómeno colonial de finales del siglo XIX corresponde a los 20 km del tramo  situado entre Berga y Navàs, donde se ubicaron 14 colonias y quince fábricas de río. La primera fue la Colonia Rosal, (1858) y las siguientes se fueron estableciendo, ocupando las riberas del río hasta 1910. Entonces se inicia el período de madurez, consolidando cada núcleo como motor económico e instrumento de madurez social, que continua vigente durante más de 60 años.

Hoy en la foto contemplamos el río crecido afectando gravemente a la estabilidad de  una estación de aforos, justo al inicio del tramo colonial. Vean al Llobregat en su cauce medio, rebelándose contra la domesticación de quien necesita conocer cuanta agua lleva… torres más altas cayeron.

 

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