El río Fluvià, que viene de Olot y va a Sant Pere Pescador, tiene como uno de sus blasones el de no estar regulado por embalses. En ese sentido, es un río muy natural y  poco “humano”, pues poco han artificializado los hombres su cauce y sus riberas . Y nos trae en Besalú, la mítica Bisuldunum «fortaleza entre dos ríos», todas las reminiscencias del medievo, con su espectacular puente románico. Al situarse la villa en un cruce de caminos y estar cruzada por dos ríos, el gran Fluvià y el modesto Capellades, la construcción de un puente se hizo imprescindible para asegurar y favorecer la comunicación y el  transporte, que el puente garantiza desde el año 1075. Admiremos puente y río, lo natural y lo humano en yuxtaposición perfecta

Lorenzo Correa

 

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