Como una pandemia que se expande sin control, la crisis de la gestión del agua ha llegado a los cinco países de Asia Central. En este caso, el problema se generó cuando estos cinco países dejaron de pertenecer a la Unión Soviética y las repúblicas de Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán y Turkmenistán, se convirtieron en países independientes, comenzando a gobernarse por sí mismas.
Bajo la égida soviética, las cinco repúblicas compartían sus recursos energéticos y el agua que los generaba. Mientras que Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán eran ricas en recursos energéticos, Tayikistán y Kirguistán, tenían abundantes recursos de agua almacenada en embalses que recogían la nieve fundida en sus montañas en primavera. Entre las cinco, garantizaban el riego en primavera y verano y la electricidad para todos en el invierno. Ahora, esta gestión compartida es historia y las consecuencias son graves: quien tiene agua, no tiene energía y viceversa, lo que ha comenzado a generar disturbios a pequeña escala que amenazan con generalizarse y aumentar su virulencia.
El antiguo Turkestán del imperio ruso, se fragmentó en 1924 en las cinco repúblicas soviéticas citadas. Una vez concluida la II Guerra Mundial, comenzaron a construirse las grandes plantas industriales generadoras de energía procedentes de los recursos naturales: petróleo en Kazajistán y gas en Uzbekistán y en Turkmenistán, que también disponía de petróleo.
- Cuencas principales y obras hidráulicas del pasado
A principios de los años 70, los soviéticos empezaron a construir embalses y plantas generadoras de energía hidroeléctrica en Kirguistán y Tayikistán. También en Kazajistán aprovecharon las aguas del río Ili y del lago Balkhash. El Ili, discurre por el noroeste de la República Popular China y por Kazajistán, en una longitud de 815 km y drena una gran cuenca de 140 000 km² (similar a Bangladesh o Grecia). Como es habitual, al derivar cada vez más caudales para usos domésticos, agrícolas e industriales se ha reducido su caudal de forma considerable. Obviamente, está considerado de vital importancia económica para Kazajistán.
Los otros dos ríos más importantes son el Amu Darya y el Syr Darya, que desembocan en el Mar de Aral y cuyas cuencas comprenden el sur de Kazajistán, la mayor parte de Kirguistán y Turkmenistán, prácticamente todo Tayikistán y Uzbekistán, así como la parte norte de Afganistán y una pequeña porción de Irán. El Amu Darya transporta unos 74 km³ de agua al año, lo que le convierte en el río más caudaloso de Asia Central. Su longitud es de 2.540 km, con una cuenca de 465 000 km² .
El Syr Darya, es aún más largo, pues alcanza los 3. 019 km, pero su caudal anual es la mitad del anterior, con una cuenca de 782 617 km² de superficie
Ambos ríos se nutren de la nieve y de la fusión de glaciares en las regiones de alta montaña de Kirguistán, Tayikistán y Afganistán. Por eso, tienen una alta variabilidad estacional en sus caudales, con picos en primavera y verano. Y por eso, están regulados mediante un sistema sofisticado de presas, embalses e instalaciones hidroeléctricas construidas a finales del siglo pasado. Pero ahora, la gestión y el mantenimiento de estas infraestructuras, que regulan cuencas transfronterizas, requiere una buena coordinación de las agencias nacionales involucradas y un marco regulatorio transfronterizo. Antes del ocaso del URSS, las disputas se solucionaban de inmediato desde Moscú. Ahora ya no.
- La difícil gestión de cuencas con intereses contrapuestos
El agua existente abastece a cinco países y su correcta gestión residiría en garantizar las cosechas de los situados aguas abajo de las presas sin afectar a las garantías de suministro energético para los situados aguas arriba. Si no se hace bien, unos se congelan en invierno y los demás se mueren de hambre todo el año.
Si bien los primeros años, a partir de la desaparición de la URSS en 1991, continuaron cooperando y compartiendo los recursos hídricos, las nuevas repúblicas poseedoras de recursos energéticos optaron por vender gas y electricidad a clientes extranjeros que pagaban bien, antes que suministrarlos a sus vecinos pobres. Y así, Uzbekistán comenzó a vender electricidad a Afganistán en 2009, y se retiró del sistema de suministro de Asia Central, mientras que Tayikistán y Kirguistán decidieron garantizar la generación de energía hidroeléctrica en invierno, “cerrando” las compuertas de sus embalses. La consecuencia inmediata, fue la ausencia de caudales destinados al riego aguas abajo y la ruina de las cosechas del regadío de Kazajistán y Uzbekistán.
Resumiendo: ahora, en toda Asia Central, hay escasez de agua y energía.
- Las terribles consecuencias de la ausencia de gestión hídrica compartida
En el sur de Kazajistán se impuso el cultivo de remolacha azucarera durante décadas, generando riqueza y bienestar. Eso se acabó en 2009 cuando Kirguistán dejó de enviar el agua necesaria. Hoy, la aridez de terrenos antes feraces provoca la emigración de sus habitantes.
Pero Kirguistán también necesita agua de Tayikistán y no la tiene, porque en 2014 los tayikos desviaron el río para regar sus campos, pues el incremento demográfico exigía mayores cosechas. Este desvío fue el detonante de las peleas con los tayikos: una auténtica “intifada” con piedras de todos los tamaños buscando las cabezas del entonces ya enemigo, antes cercano vecino. Otra guerra más del agua…
Estos dos ejemplos dan la pauta de la situación explosiva en la que se está viviendo, pues la potencial inestabilidad política de cualquiera de los cinco países, incrementa la posibilidad de la declaración de una guerra del agua a gran escala., y por ahí fueron los tiros que generaron los disturbios que condujeron al derrocamiento violento del presidente kirguís Kurmanbek Bakiyev en abril de 2010, avivado por el descontento general de la población ante los cortes de electricidad y el aumento de los precios de la energía.
Por su parte, Uzbekistán se retiró del sistema compartido de suministro de energía en 2009, obligando a Kirguistán a instalar sus líneas eléctricas, lo que duplicó el costo de la electricidad para el usuario, que necesita esta energía para su calefacción. Además, decidieron vender gas y electricidad a compradores extranjeros, dejando sin energía a sus compatriotas que hoy solo disponen de pocas horas de energía al día, mientras que el uso del gas en grandes áreas del país se ha convertido en un recuerdo lejano.
- Después del diagnóstico, deben definirse las soluciones
Hasta aquí, la descripción argumentada del problema nos lleva a la reflexión de que bastantes problemas, en principio ajenos a la gestión del agua, acaban repercutiendo sobre ella. La desaparición del imperio soviético, saludada por todos como algo positivo para sus repúblicas, ha provocado en este caso concreto un problema de gran magnitud en la gestión del agua en las cinco nuevas repúblicas, agravado por el mal gobierno, la corrupción y los abusos de los derechos humanos que provocan “también” un aumento de los precios del agua y la emigración masiva en busca de trabajo.
Súmenle a todo ello el creciente número de jóvenes descontentos que se unen a grupos extremistas y el hecho de que la guerra en Afganistán se está acercando cada vez más a las fronteras uzbeka y tayika… el escenario resultante es estremecedor, porque nadie sabe qué es lo que va a pasar ni cuando, aunque las expectativas son muy pesimistas
Para Tayikistán y Kirguistán la solución obvia a sus problemas crónicos de energía sería construir más centrales eléctricas: por ahí va su planificación. Curiosamente, a pesar de que existe en el mundo rico un clamor creciente contra la construcción de infraestructuras hidráulicas, en el mundo pobre no se acaba de encontrara una solución alternativa y viable a las presas.
Este es el caso del mayor proyecto planificado en esta región: la enorme planta hidroeléctrica de Rogun en las montañas del sur de Tayikistán, que será la presa más alta del mundo (335 m) cuando la empresa italiana Impregilo la finalice
La primera propuesta de la presa se lanzó en 1959, convirtiéndose en documento técnico inicial en 1965. La construcción comenzó en 1976, quedando detenida después del colapso de la Unión Soviética. Tayikistán y Rusia firmaron un acuerdo de reanudación de obras en 1994, aunque no se llegó a poner en práctica, pues fue denunciado por el parlamento tayiko En octubre de 2004, se firmó un nuevo acuerdo fallido, otro en 2007, este rechazado por Rusia debido a desacuerdos acerca de quien controlaría las obras. Por fin, en mayo de 2008, Tayikistán anunció el reinicio de las obras. El acuerdo marco con el Gobierno de Tayikistán marca un presupuesto de 3.900 millones de euros para la realización de la obra en 4 fases. la primera será la de construcción de la presa, valorada en 1.950 millones de euros. Cuando se construya todo lo proyectado, la producción energética estará garantizada por seis turbinas de 600 MW que, a plena capacidad, contarán con una potencia instalada de 3.600 MW, equivalente a tres reactores nucleares. Así, se doblará la actual producción energética de Tayikistán, contribuyendo en una medida fundamental a la reducción de las carencias energéticas que se verifican cada invierno y que afectan a miles de familias. También contribuirá positivamente al desarrollo de la actividad agrícola del país, permitiendo una explotación más eficiente del regadío. Y Tayikistán se convertirá en un punto de referencia regional en el sector, porque Pakistán y Afganistán ya ha manifestado su interés en comprar parte de la energía producida por la presa.
Antes de empezar la construcción , ya tenía sus detractores que vislumbraban una auténtica catástrofe por la magnitud del tsunami que se produciría si se produjera su rotura. Pero para un país montañoso y pleno de glaciares, pero sin hidrocarburos en su subsuelo, el aprovechamiento de la energía del agua es vital. Tayikistán es el país más pobre de la región de Asia Central,pues tiene escasez crónica de energía desde que Uzbekistán en 2009 le corto el acceso a su electricidad y su umbral de pobreza es del 60%. ¿Puede hacer otra cosa?
La respuesta oficial es «no» y que la presa más alta del planeta solucionará los problemas sociales del país. El embalse generado tardará 16 años en llenarse hasta alcanzar su plena capacidad, con terribles secuelas para el Amu Darya en Uzbekistán y Turkmenistán.
Los uzbekos ya han avisado que ellos están aguas abajo y que no están nada tranquilos… pero en junio de 2014, el Banco Mundial publicó el informe final de su evaluación sobre la viabilidad de la planta hidroeléctrica de Rogun en el que concluye que, observando los recursos económicos, técnicos y sociales del proyecto, “la construcción de una presa en Rogun es la solución menos costosa para satisfacer las necesidades energéticas de Tayikistán en comparación con cualquier otra alternativa”.
Otro informe también de junio de 2014, publicado por la ONG internacional Human Rights Watch (HRW) proclama la inviabilidad del proyecto, que ya ha provocado el desplazamiento y reasentamiento de 1.500 familias desde el año 2009 . La evaluación del Banco ha estimado que la presa y la planta hidroeléctrica desplazarán a unas 42.000 personas adicionales antes de que sea operativa. Según HRW, la inactividad del gobierno para proporcionar un acceso adecuado a tierras agrícolas para las comunidades reasentadas ha forzado a las familias, que previamente cultivaban su propia tierra, a comprar alimentos en los mercados, mientras que la compensación inadecuada y la falta de oportunidades de empleo se han añadido a sus dificultades financieras. Además, algunas de las comunidades reasentadas no tienen escuelas locales por lo cual las niñas y niños no tienen acceso a la educación. HRW señala que, si bien las evaluaciones patrocinadas por el Banco para Tayikistán examinaron el cumplimiento del proyecto en relación con el derecho internacional ambiental, éstas hicieron caso omiso de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.
Más argumentos en contra: el embalse provocaría la desecación total del mar de Aral, la presa está en una región sísmicamente activa. Además, cuando Tayikistán regule los caudales del río Amu Darya, podría convertirse en el líder geopolítico de la región, quitándole este título a Uzbekistán.
Desde finales de 2011, Uzbekistán bloquea la circulación de medios de transporte de Tayikistán, cuyas redes viarias y ferroviarias pasan por territorio uzbeko. A partir del 1 de abril de 2012, Uzbekistán, también cerró el suministro de gas a Tayikistán, perjudicando enormemente a la planta de aluminio de Kurgan-Tyube, cerca de la frontera con Uzbekistán, que es una de las pocas empresas competitivas de Tayikistán y el responsable del 70% de las exportaciones industriales del país. Otra planta importante para el país, Tajiksement, también puede ser obligada a cerrar su producción debido a la falta del gas. Teniendo en cuenta que el cierre de estas plantas provocará el cierre de muchas empresas relativamente pequeñas que se conectan a ellos, esto sería un duro golpe a la economía de Tayikistán. En fin, la polémica eterna de las presas aquí también tiene su asiento.
Incertidumbres de la gestión del agua, horizontes sombríos para unos, despejados para otros del futurodelagua… mientras tanto, los lugareños tayikos que residen cerca del río Vakhsh, hacen lo que pueden para sobrevivir y se dedican a preparar briquetas con estiércol de vaca, que alimentarán sus estufas para no pasar frío en invierno, pues solo disponen de 2 a 3 horas de suministro eléctrico al día. Y por ello necesitan 16 briquetas diarias para que la estufa no se apague.
A menos de media hora de ellos, la mole inmensa de la presa de Nurek, de 300 m de altura y de su central hidroeléctrica, se yergue impertérrita. Construida entre 1961 y 1980, su embalse guarda como oro en paño hasta 10.500 hm³ que son turbinados en sus nueve turbinas, cuya capacidad generadora es de 300o MW.
Paradojas de la política hidráulica en Tayikistan y en tantos otros lugares del mundo. Aún queda todo por hacer en el ámbito de la gestión del agua. Y no será nada fácil.
Lorenzo Correa
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El problema de la Gestión del Agua en las repúblicas de la ex-Unión Soviética no es nada nuevo. Los principales problemas, cómo siempre, son la falta de una política coherente y de la inversión por parte de los estados. En vez de intentar solucionar el problema, los Gobiernos se quedan a la espectativa : «A ver qué pasa… A lo mejor, el problema se soluciona solo».. y no será por falta de los especialistas en el tema de Recursos Hídricos y Ciclo Integral del Agua: yo misma estudié en la Universidad de Caminos de San Petesburgo con varios estudiantes de Asia Central, sé que en estos momentos hay mucha gente preparada, pero que no están trabajando en el sector del Agua. Sólo reuniendo los esfuerzos, sabiendo los objetivos , empleando el sentido común y, cómo no, con la participación de los estados y las inversiones pertinentes por parte de los mismos se puede llegar a desbloquear el tema de la Gestión del Agua en los países de Asia Central.
Muchas gracias, Marina. Tu cercana visión de lo que has vivido y de la valía de los jóvenes profesionales de allí, nos permite desvelar las claves del problema que, desgraciadamente, no son muy diferentes en otros muchos lugares. Esperemos que el futurodelagua en esas tierras pase por escuchar a personas que tanto tienen que decir como tú, para ir «seduciendo», que es de lo que se trata