Es todo un honor para este blog dar hoy la bienvenida a una camagüeyana de postín: Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873), que nos trae su poema del agua (porque hoy es miércoles), “Deseo de venganza”, soneto escrito en una tarde tan tempestuosa como la vida de su autora. Si Quevedo nos trajo hace unos días a la nieve, una cubana nos envuelve en la tormenta
De ascendencia sevillana y canaria, conocida por “Tula”, Gertrudis fue poetisa romántica y prolífica escritora, precursora del feminismo en España y según Don Marcelino Menéndez y Pelayo, una de las más grandes poetisas de la lengua castellana.
Tuvo una vida azarosa y muy complicada, como se refleja en muchos de sus versos. Algunos expertos afirman que Tula fue la escritora más integral del siglo XIX, pues se consagró como dramaturga, novelista, poetisa y crítica. Además, su epistolario es de los más sentidos en lengua española. Ofreció a Cuba una denominación geográfico-poética: «perla del mar, estrella de occidente»
¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente!
¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
La noche cubre con su opaco velo
e inauguró, con su novela «Sab», la literartura cubana antiesclavista. Además, fue la primera mujer propuesta a ocupar un sillón en la Real Academia Española de la Lengua… aunque recibió un injusto “NO” en 1853
En este poema, escrito en una tarde tempestuosa, la tormenta es protagonista y por eso la hemos elegido para nuestro miércoles poético: se manifiesta de una forma poco femenina para su época y se escuda en la naturaleza. Desde ahí, pide a la tempestad que le preste su fuerza y proyecta sobre el lector imágenes que sugieren que la rabia que destila el poema está relacionada con las injusticias de la situación de la mujer: la autora imagina la reducción, por mor del rayo, del roble firme y arraigado, a una hoja seca mediante la que trata de representar la vulnerabilidad de la fémina y su falta de autoridad sobre su propio destino.
Esta rabia convertida en fuerza de impotencia femenina, se nutre de la rabia de la tormenta y se hace realidad invocando a los «los espíritus de la noche» conjurados con la tempestad tropical.
La fuerza del agua en la naturaleza desatada, que también ha conseguido desatar el nudo que oprimía históricamente a las mujeres, con la ayuda (un granito más de arena), de la obra de Gertrudis Gómez de Avellaneda
Lorenzo Correa
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Muy bonita la poesía, saludos….
Muchas gracias. Un homenaje a la mujer valiente de finales del XIX
SI ÉPOCAS MUY CASTRADORAS PARA LA MUJER…SALUDOS LORENZO…