La lluvia y el canto son dos de los motivos más reiterados en la poesía del peruano César Vallejo. El agua, el llanto, el mar y todo lo relacionado con lo líquido son elementos representativos de su poesía
En este poema, Vallejo comienza centrándose en la tormenta y continúa colocando a la lluvia como elemento integrador de sus versos, el canto de la lluvia que se hace omnipresente en sus palabras: «graniza», “tempestad”, “mojado”, “agua”, “lluvia”, y que alcanza su punto culminante en la última palabra del poema “mar”.
Esa lluvia que refleja la influencia divina fertilizante de la tierra, y significa por ello vida, y creación: sin mar no hay costa. La presencia constante del mar, la invocación a la lluvia y a su fuerza creadora.
Porque al final, ya lo hemos señalado, siempre está el “mar” que aunque sea la última palabra evoca el origen mítico, la posibilidad de crearse, el nacimiento inminente. Así, el poema termina con la esperanza de un futuro que está por llegar. La dicotomía lluvia-tierra, aparte de representar la dinámica vertical de lo de arriba frente a lo de abajo, también está presente de manera dispersa en texto, que inquieta finalment con ese oxímoron “entrerrar… en el agua”.
César Vallejo, peruano, poeta posmoderno y su canto al agua, en el que lo salado (el mar, la sangre), carece de prestigio frente al agua dulce de la lluvia
Lorenzo Correa
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