Se asoma hoy a nuestro miércoles poético un insigne poeta cubano del siglo XIX: José María de Heredia. De su fecunda creatividad, a pesar de su breve paso por la vida, pues murió con solo 36 años, es muestra este fragmento de su poema “Océano” en el que se advierte una gran riqueza icónica dominada por el imperio de la analogía en un universo reversible en el que el agua adquiere una presencia luminosa, en la que se fusiona lo incandescente con el fragor del mar bravío. Heredia se sumerge y nos sumerge en la honda seducción de lo líquido y al emerger para respirar nos muestra la fuente luminosa del sol que todo lo baña
Palpita en pos de noches oscurísimas, tempestades, huracanes, mares turbulentos e inmensos: la naturaleza vasta o inquieta, siempre a la espera.
La exuberancia de la naturaleza americana puede apreciarse con nitidez en la poesía de José María Heredia. Bautiza al océano como el “elemento vital de mi existencia que impulsan las indomables olas del mar”
Disfrutad del mar, del agua y sobre todo del sabio dominio del lenguaje que reproduce la dinàmica eterna del paisaje. De su elección de los verbos y del efecto de la aliteración, de la libertad del lenguaje, que es la libertad del agua. Como escribió Víctor Hugo: “El agua es docil porque es incompresible. Se desliza bajo cualquier presion o esfuerzo. Si se la empuja por un lado, se escapa por el otro. Así es como se hace ola. En esta conversion esta su libertad”
Lorenzo Correa
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