Los estragos de la sequía en Panamá: hacia un plan de sequías


Cada vez que pregunto en un país que conozco poco por su nivel garantía en el suministro de agua para diversos usos y escucho respuestas del tipo “no hay problema, aquí llueve mucho, nos sobra el agua”… me intereso por conocer los datos reales. Esa respuesta siempre ha encendido en mí una alarma por sequía. ¿En qué me baso para afirmar esto? Pues en que los países que tradicionalmente no han tenido preocupaciones por asegurar su suministro, tampoco se han preocupado de resolver los problemas que conlleva la ausencia del recurso, o sea de planificar las sequías. Los expertos saben que hay sequías estructurales (embalses y acuíferos vacíos, aunque hoy esté lloviendo) y sequías climatológicas (no llueve). Cuando no hay infraestructuras de almacenamiento, podemos dejar de preocuparnos por el primer caso y tendremos agua solo cuando las precipitaciones son  superiores al consumo. No estoy diciendo nada que no se sepa, solo preparando el terreno para ocuparme del caso de Panamá, país en el que todos mis encuestados me han respondido con un “no problem, my friend”.

Esclusas de Miraflores - Canal de Panamá
Esclusas de Miraflores – Canal de Panamá
Pero sí hay problemas, porque el uso prioritario del agua en Panamá, después del abastecimiento  pero muy cerca,  es el destinado al funcionamiento de unas esclusas del Canal que cada vez (con la ampliación), demandan más agua todos los días del año. Y porque la operación de las esclusas incide, obviamente, en la generación o no de energía hidroeléctrica, imprescindible para un país que no tiene otro recurso energético autóctono y renovable para generar electricidad que la turbinación del agua de los lagos que alimentan el Canal. Y porque hay que asegurar las cosechas y el ganado.  Y porque la población  y su nivel de vida ha aumentado de forma exponencial en las últimas décadas, lo que supone un enorme incremento de caudales destinados a usos domésticos en un país muy caluroso todo el año. Y porque los acuíferos están empezando a ser sobreexplotados. Y porque se está comenzando a proteger los ecosistemas hídricos, lo que supone dejar de derivar  agua que está en el sistema natural, pero que no podemos usar para nosotros. Y porque la falta de conciencia lógica en la población de la necesidad de ahorro, puesto que hasta hace poco “sobraba” el agua, nos deja una media de 400 litros de consumo por habitante y día (con la ola de calor de junio-julio, se ha llegado a 1.200 litros) y unas redes poco impermeables. Glupssss…

En este verano del hemisferio norte en el que escribo, el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales panameño (IDAAN) tiene un problema de abstecimiento derivado de la ausencia de precipitaciones del invierno pasado y de las anomalías que se están presentando en lo que llevamos de época húmeda en el año 2015. Lo dice la prensa.

Siempre hay alguien que fija el origen del problema en el fenómeno de “El Niño”, que también es muy socorrido en caso de inundaciones. Pero esa aseveración no resuelve nada. Vale, la culpa es del Niño ¿y…? La realidad es que el nivel actual (julio de 2015), del agua almacenada en el lago Alhajuela (presa Madden), que abastece de agua a la potabilizadora de Chilibre, está 14 m por debajo del nivel máximo de embalse.. Alarma de abastecimiento, que se repite demasiado rápido con la que ya hubo hace algo más de un año

Malas perspectivas dan los meteorólogos, pues dicen que se espera que continúen las condiciones anormalmente cálidas en el océano Pacífico tropical hasta principios del año que viene.

¿Qué se puede hacer para estar preparado para esta crisis y las que vengan en el futuro? Planificar, es decir tener un plan perfectamente establecido que indique qué se debe hacer en función del nivel de las aguas embalsadas y del nivel piezométrico, con el tiempo suficiente para adoptar medidas no drásticas y dolorosas para las personas y sus bolsillos, incluyendo la reutilización y la desalinización, es decir diversificando la procedencia del recurso, sea ésta convencional o no convencional…y también concienciar a los usuarios del valor patrimonial del agua y de la necesidad de ahorrar siempre, aunque abunde. Seducir al cliente de las ventajas de que “sobre” el agua siempre: para tener siempre algo cuando “falte” y para gozar de unos ecosistemas sanos, que nos permiten estar sanos también a los consumidores del agua en la que viven, de y con la que vivimos Sabemos ya que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) se ha empezado  a mover en este sentido, planificando la protección de los recursos hídricos de sus cuencas. Imprescindible actuación para garantizar el funcionamiento de su negocio, que en el fondo es el de todos los panameños. Se definen medidas como la preservación de niveles en Gatún, o sea, que no se generará energía hidroeléctrica, así como la eliminación de asistencia hidráulica en las esclusas. Toda solución genera un problema asociado que hay que prever  y resolver. Si Gatún no genera electricidad…habrá que sacarla de otro sitio, es decir no renovable y alóctona ( a pagar más) Otras medidas de ahorro en la gestión del Canal pasan por llenados en cámaras cruzadas, esclusajes de cámaras cortas, esclusajes conjuntos, con tránsitos de más de un buque en una misma esclusa…

Esclusas de Miraflores - Canal de Panamá
Esclusas de Miraflores – Canal de Panamá

La ACP también planifica la protección de selvas tropicales y bosques y la reforestación dentro y fuera de su cuenca y aumenta su capacidad de almacenamiento con el dragado del cauce de navegación.

Pero ante el reto del incremento de consumo que supondrá el ya inminente inicio de las operaciones del tercer juego de esclusas del canal, se impone la redacción de un plan de sequías que contemple todos los aspectos colaterales a una gestión eficiente del agua en el siglo XXI y las técnicas más adecuadas para resolver o minimizar en su caso los problemas que se están presentando y sin duda se van a presentar de manera recurrente.  Calentamiento global y su influencia en los regímenes de precipitaciones; increemento del consumo doméstico por aumento de los usuarios y del su nivel de vida; garantías de redes de riego eficientes en todo el país por las que discurra agua de lluvia o reutilizada de las depuradoras urbanas, o ambas; agua reutilizada de las depuradoras urbanas a las industrias, los usos lúdicos, el riego de calles y parques y los campos de golf; actuaciones de infiltración en los acuíferos urbanos de las aguas de lluvia o de almacenamiento de la misma en depósitos subterráneos de tormentas; gestión eficiente de embalses y de la generación de energía hidroeléctrica compatible con la existencia de un régimen de caudales mínimos ambientales en los cauces… Y paralelamente, hay que iniciar la seducción del cliente para que la reducción del consumo sea un acto habitual, solidario y voluntario y no una ordenanza de obligado cumplimiento. Buen trabajo, para los que lo realicen Lorenzo Correa

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